Aunque no afecta directamente al sector cunícola, el hecho de que MERCABARNA anuncia el cierre del matadero no es precisamente una buena noticia.
Ya hace muchos días que se comenta el margen estrecho con el que trabajan los mataderos y que poco a poco van colocándose en una situación económicamente comprometida que afecta a los diferentes sectores ganaderos y, entre ellos, el sector cunícola que no tiene capacidad para hacer frente a las grandes cadenas de venta que aprietan las tuercas cada vez más.
En el caso de Mercabarna, que su Consejo de Administración ha decidido cerrarlo, es la única respuesta posible que podían hacer ante la exigencia de la Agencia de Salud Pública de Barcelona de remodelar íntegramente el edificio y la maquinaria para poder seguir operando. Las inversiones requeridas, 11 millones de euros en 5 años, y la necesidad de parar la actividad durante un año y medio como mínimo para realizar las obras han llevado, por unanimidad en la votación, al final de estas instalaciones ante la imposibilidad de realizar tal cometido.
El cierre se producirá a finales de septiembre, cuando finaliza el contacto de Condialmentserveis SL, que ofrece el servicio de matanza.
Desde su instalación en Mercabarna (1979, procedente del antiguo matadero de la ciudad ubicado en el Parque Joan Miró de Barcelona), el Matadero siempre ha sido deficitario, y en los últimos 10 años ha generado pérdidas acumuladas por valor de más de 22 millones de euros.
El matadero de MERCABARNA, con un volumen de sacrificios anual de unas 22.000 toneladas entre ternera, cordero, cabrito y caballo, da servicio de matanza principalmente sólo a dos empresas cárnicas ubicadas dentro de Mercabarna, lo que no puede garantizar su viabilidad y el mantenimiento de los puestos de trabajo. En el año 2017 se declaró un concurso para adjudicar la gestión del matadero para buscar una salida económicament viable pero no se presentó ningún operador, lo que ha abocado al cierre.
En el sector cunícola ya tenemos varios casos de cierres o absorciones de mataderos en los últimos años que tienen como resultado la concentración de matanza en pocos operadores, con las ventajas e inconvenientes que ello genera.