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Mercados Cunícolas aguantando el chaparrón

Inicio duro el del 2015 después de un año 2014 marcado por unos precios bajo mínimos, con una media ponderada de 1,74€/kg de conejo vivo, inferior incluso a la media del 2012 que se consideró un «mal año».

Espeso es el término que podría darse al ritmo de consumo y comercialización que actualmente tenemos en el sector, con muy poca vitalidad y una sensación de poca fuerza, sin rumbo fijo y con constantes cambios perceptivos.
La relación producción-demanda está claramente decantada hacia un ligero exceso de producción aunque muy discutida si realmente corresponde a la cotización real y si los precios tan bajos fluidifican las ventas.
Además no disponemos de datos transparentes que permitan apreciar la situación de forma clara y visual en el sector y todo se base en suposiciones.
Ante esta situación de apatía del sector no se visualizan a corto plazo cambios que permitan una alegría y tendencias de precio alcistas.
Más bien, un ligero repunte de precios que bordeará la línea de flotación de la economía, trabajando prácticamente a costes con un leve beneficio que ante cualquier sacudida productiva invertirá los resultados.
La piel sigue sin arrancar ni dar síntomas a corto plazo de cambios mientras que las materias primas empiezan a dar síntomas extremadamente peligrosos de un repunte alcista.
Por otro lado desde el punto de vista de producción los resultados son muy estables y claramente homogéneos sin la presencia de patologías como la variante de la vírica o digestivos que puedan alterar los resultados productivos gracias a las medidas preventivas que están funcionando con una elevada eficacia.
Por todo ello se espera que las cotizaciones se vayan regulando poco a poco hasta valores de 1,70 a 1,75 €/kg de promedio durante los próximos meses.
El verano se espera sin grandes movimientos, momento en el que podría empezar a subir los precios dentro de unos márgenes moderados ya que se estima una bajada de producción que permita remontar los precios.
Con los datos provisionales del 2014 se aprecia una disminución relativamente importante de las granjas en España, aunque no de los animales sacrificados.
Continúa la tendencia de aumentar el número de reproductoras en las instalaciones como remedio para mantener la viabilidad del negocio, aumentando los ingresos totales además de intentar buscar el máximo beneficio por reproductora.
La situación está muy tensa a nivel del sector comercializador. Los que los beneficios están por los suelos al igual que el sector productor, por no decir que ambos están perdiendo dinero.
Por ello, todo se encuentra a expensas de encuentros fructíferos entre ambas partes que permitan regular un poco mejor el mercado y aprovechar las campañas televisivas para aumentar la venta.

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