El uso de antibióticos en veterinaria empieza a ser una carrera de obstáculos para entender correctamente que se puede utilizar, cuando se puede utilizar, con que condiciones se pueden utilizar y sus recomendaciones de uso. Ello es debido sin ninguna duda a la falta de control que existía durante muchos años y de su abuso que se dio en situaciones concretas por intereses económicos, que como siempre se justificaban comercialmente o con unas presiones a nivel de campo fuertes.
Además, hay que sumar el elevadísimo coste que supone el desarrollar nuevos antibióticos, ya sean en humana o veterinaria, así como las pruebas con un coste inasumible y el largo periodo de tiempo que tardan en ocasiones para validar los registros las administraciones.
Todo ello conlleva una inexistencia de perspectivas de nuevos antibióticos y por ello, los actualmente existentes, se convierten en la piedra-base-salvavidas fundamental para el futuro, adquiriendo en consecuencia un nivel de importancia estratégica vital las consecuentes recomendaciones sobre el uso racional de antibióticos, que con el objetivo de preservar estos antibióticos para el futuro, el PRAN está publicando las listas de clasificación de los antibióticos para sus recomendaciones de uso en ganadería.
Esta situación irá generando cambios continuamente en las listas de antimicrobianos de importancia crítica que publica la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se actualiza de manera periódica desde 2005 para la medicina humana, agrupándolos en tres categorías: de importancia crítica, muy importantes o importantes.
En el caso de la sanidad animal, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha hecho pública una nueva categorización de los antibióticos de uso veterinario que incluye todos los tratamientos y los clasifica según el riesgo que representa su uso de la que evidentemente se hace eco el PRAN y publica sus recomendaciones.
De momento esta categorización sustituirá la anterior pero aún está en fase de consulta, aunque a pesar de ello se debe ya tener en cuenta su categorización. Esta categorización de los antibióticos son siempre recomendaciones de uso para los veterinarios que tienen que tratar a los animales enfermos siguiendo unas pautas que tienen como objetivo el minimizar el uso de antibióticos críticos de cara al futuro.
Esta nueva categorización distingue 4 categorías:
- A) No usar: antibióticos no autorizados en medicina veterinaria en la UE.
- B) Uso restringido: antibióticos cuyo uso debe restringirse con el objetivo de mitigar el riesgo para la salud humana.
- C) Usar con cautela: antibióticos que sólo deben usarse cuando no haya opciones efectivas en la categoría D.
- D) Usar con prudencia: antibióticos que pueden usarse de manera prudente, evitando su uso innecesario, en tratamientos largos y/o grupales.
Esta lista como se puede observar, es mucho más restrictiva que las anteriores y nos afecta especialmente a la cunicultura porque una de las pocas moléculas registradas para cunicultura y que tiene un amplio uso, la enrofloxacina, se complica su uso sobremanera.
Categoría A. No usar en veterinaria.
- Cefalosporinas de última generación
- Carbapenemes
- Fosfomicina
- Glicopéptidos
- Glicilciclinas lipopéptidos
- Monobactamos
- Oxazolidinonas
- Riminofenazinas
- Sulfonas
- Antibióticos utilizados para tuberculosis y otras micobacterias.
Categoría B. Uso restringido en veterinaria.
- Cefalosporinas de 3ª y 4ª generación (Cefoperazona, Ceftiofur, Cefovecina, cefquinoma)
- Fluoroquinolonas (Enrofloxacina, Danofloxacino, Marbofloxacino y Pradofloxacino)
- Polimixinas (Colistina)
Categoría C. Usar con cautela en veterinaria.
- Aminoglucósidos (Gentamicina, Dihidroestreptomicina, Kanamicina, Neomicina, Framicetina)
- Aminopenicilina + inhibidores de las Beta-lactamasas (Clavulanico).
- Anfenicoles (Florfenicol, Tianfenicol, Cloranfenicol).
- Cefalosporinas de 1ª y 2ª generación (Cefadroxilo, Cefalexina, Cefapirina, Cefacetrilo)
- Cefamicinas
- Macrólidos (Tilmicosina, Tilosina, Eritromicina, Espiramicina, Gamitromicina, Tildipirosina, Tilvalosina, Tulatromicina)
- Pleuromutilinas (Tiamulina, Valnemulina)
- Lincosamidas (Lincomicina, Pirlimicina, Clindamicina)
- Rifamicinas (Rifaximina).
Categoría D. Usar con prudencia en veterinaria.
- Polipéptidos cíclicos (Bacitracina)
- Derivados del nitrofurano (Nitrofuantoina).
- Nitroimidazoles (Metronidazol).
- Penicilinas naturales y aminopenicilinas (Amoxicilina, Ampicilina, Bencilpenicilina, Fenoximetilpenicilina, Penetamato, Cloxacilina, Metampicilina).
- Antibacterianos esteroideos (ácido fusídico)
- Sulfonamidas, inhibidores de la dihidrofolato reductasa y combinaciones (Sulfadiazina y trimetoprim, Sulfadimidina, Sulfametoxazol, Sulfametoxipiridazina, Sulfadimetoxina).
- Tetraciclinas (Oxitetraciclina, Doxiciclina, Tetraciclina, Clortetraciclina)