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Control de la restricción alimentaria: caso práctico.

La normativa actual dirigida a una reducción del uso de antibióticos en la producción animal ha puesto en una situación comprometida al mundo de la cunicultura, en la que los gazapos de engorde son especialmente susceptibles a patologías digestivas.

El uso de piensos blancos puede aumentar la aparición de enfermedades como la enteropatía mucoide (ERE), declarada como pandemia a principios del siglo XXI, de agente causal desconocido, y principalmente controlada mediante el uso de antibióticos en pienso.

En estas circunstancias, las pocas opciones de las que dispone la cunicultura para hacer frente al ERE son el uso de medidas de bioseguridad y cambios en el manejo de la alimentación. Una de las técnicas más utilizadas y recomendadas es la restricción alimentaria durante el engorde.

La restricción es aplicada durante las primeras semanas de engorde. En términos generales, se ha observado que la restricción mejora la salud intestinal (Gidenne et al., 2012) pero merma el crecimiento. Es por ello que tras la restricción los gazapos son alimentados en ocasiones ad libitum, mostrando en este periodo mejor crecimiento y eficiencia alimentaria.

Como resultado, los gazapos que han pasado por este manejo de alimentación acaban mostrando menor mortalidad y mayor eficiencia alimentaria sin efectos negativos sobre el crecimiento que aquellos gazapos que han sido alimentados ad libitum durante todo el engorde.

Sin embargo, es importante conocer que los efectos de la restricción varían entre diferentes estudios debido a las diferentes condiciones en que se desarrollan los ensayos, como son la longitud del periodo de alimentación bajo restricción y ad libitum, el nivel de racionamiento, el control ambiental, o la mortalidad media en la explotación.

El control ambiental en la explotación juega un papel importante en proceso, ya que la cantidad de pienso a suministrar a los animales durante el racionamiento se calcula en base al consumo que mostrarían los animales con alimentación ad libitum, y esta cantidad está condicionada por la temperatura en la nave.

Por otro lado, dado que la restricción tiene principalmente un efecto positivo sobre el control de la mortalidad pero puede tener un efecto negativo sobre el crecimiento, la conveniencia de la aplicación de la restricción dependerá del nivel de mortalidad medio de la explotación.

Es por ello que los resultados obtenidos en las explotaciones comerciales pueden variar con respecto a los obtenidos en condiciones experimentales. En este trabajo mostramos los resultados observados en una explotación comercial en la que el ambiente no está controlado y que presenta en general una baja mortalidad.

El estudio se realizó entre agosto y noviembre de 2019, en una zona y época en la que las temperaturas máximas bajaron de 31.4 a 10.2ºC, y las mínimas de 14.6 a 5.9ºC. Los animales procedían de un cruce a tres vías. Tras el destete, 987 gazapos se alojaron en jaulas colectivas a ocho gazapos por jaula.

Los animales se dividieron en cuatro grupos, que recibieron diferente manejo de alimentación durante el engorde entre los 35 y 63 días de vida (tabla 1) dependiendo de si los animales comían ad libitum o bajo restricción, y pienso medicado (Valnemulina 40 ppm, Oxitetra 400 ppm y coccidiostático) o sin medicar (pienso blanco). Tras este periodo, los cuatro grupos recibieron pienso ad libitum y no medicado hasta los 70 días de vida.

Mediante este tipo de manejo se quiso representar las diferentes situaciones que nos podemos ver en la granja:

Niveles de restricción

El nivel de restricción que se quiso aplicar en los grupos bajo restricción fue del 80%.

La primera semana (35 a 42 días de vida) la cantidad de pienso a proporcionar se calculó como el 80% del pienso consumido por animales de las mismas líneas genéticas en otros ensayos. En semanas posteriores, la cantidad de pienso que se debía disponer a los animales racionados se calculó como el 80% de la cantidad de pienso consumida por los grupos alimentados ad libitum la semana anterior incrementada en un 10% para corregir el incremento en ingestión con el peso.

La cantidad de pienso realmente ingerida por los animales durante el periodo de restricción (35 a 63 días de vida) fue de media de un 84%, con una amplia variación durante las dos primeras semanas de engorde, tal como se puede observar en la figura

Sin embargo, la cantidad de pienso consumida por los grupos ad libitum fue similar a la ofrecida al grupo bajo restricción, por lo que el grupo bajo restricción no estuvo realmente restringido y consumió el 100% de la cantidad que habría consumido ad libitum. La semana posterior se calculó que la cantidad de pienso que se debía ofrecer al grupo bajo restricción, en base a la cantidad consumida por los grupos ad libitum durante la semana anterior, era de 75 g.

Sin embargo, la cantidad de pienso finalmente consumida por los animales alimentados ad libitum durante la semana del 42 al 49 fue de aprox. 105, por lo que los animales bajo restricción consumieron aproximadamente un 72% de la cantidad que habrían comido ad libitum. El porcentaje conseguido durante las siguientes semanas fue el deseado: aprox. un 80% durante las semanas 3 y 4, y un 100% (ad libitum) durante la última semana.

1. Estas desviaciones respecto al nivel de restricción deseado fueron debidas probablemente a cambios de temperatura en la explotación. Durante la primera semana (35 a 42 días de vida), la cantidad de pienso ofrecida a los animales fue de 88 g/día (80% de la cantidad consumida por animales de genética, pesos y edades similares en ensayos anteriores.

 

Figura 1. Nivel deseado de restricción (azul cielo) frente al nivel real consumido por los grupos alimentados con pienso medicado (azul oscuro) y pienso no medicado (lila).

El nivel de restricción que se quiso aplicar en los grupos bajo restricción fue del 80%.

La primera semana (35 a 42 días de vida) la cantidad de pienso a proporcionar se calculó como el 80% del pienso consumido por animales de las mismas líneas genéticas en otros ensayos. En semanas posteriores, la cantidad de pienso que se debía disponer a los animales racionados se calculó como el 80% de la cantidad de pienso consumida por los grupos alimentados ad libitum la semana anterior incrementada en un 10% para corregir el incremento en ingestión con el peso.

La cantidad de pienso realmente ingerida por los animales durante el periodo de restricción (35 a 63 días de vida) fue de media de un 84%, con una amplia variación durante las dos primeras semanas de engorde, tal como se puede observar en la figura

Sin embargo, la cantidad de pienso consumida por los grupos ad libitum fue similar a la ofrecida al grupo bajo restricción, por lo que el grupo bajo restricción no estuvo realmente restringido y consumió el 100% de la cantidad que habría consumido ad libitum. La semana posterior se calculó que la cantidad de pienso que se debía ofrecer al grupo bajo restricción, en base a la cantidad consumida por los grupos ad libitum durante la semana anterior, era de 75 g.

Sin embargo, la cantidad de pienso finalmente consumida por los animales alimentados ad libitum durante la semana del 42 al 49 fue de aprox. 105, por lo que los animales bajo restricción consumieron aproximadamente un 72% de la cantidad que habrían comido ad libitum. El porcentaje conseguido durante las siguientes semanas fue el deseado: aprox. un 80% durante las semanas 3 y 4, y un 100% (ad libitum) durante la última semana.

Efecto de la restricción

El efecto de los diferentes manejos en alimentación estudiados sobre el crecimiento y eficiencia alimentaria de los gazapos se puede observar en la figura 2.

De acuerdo a los resultados obtenidos, el cambio de una alimentación ad libitum con pienso medicado (grupo AdLibMed) a una alimentación ad libitum sin moléculas (AdLibNoMed) conllevaría en casos como el que se presenta a una menor ganancia diaria.

Esta menor ganancia podría ser debida a problemas sanitarios, aunque las diferencias en mortalidades obtenidas en ambos grupos no fueron significativas (6,3 vs. 9,3% en AdLibMed y AdLibNoMed, respectivamente).

Como hemos comentado previamente, una de las alternativas para mejorar estos parámetros productivos es aplicar restricción durante las primeras semanas del engorde, seguido de un periodo ad libitum.

Esta opción de manejo está respresentada en este trabajo por el grupo RestrNoMed.

De acuerdo a estudios previos, el primer periodo bajo restricción tiene la desventaja de reducir el crecimiento de los gazapos, pero reduce también la mortalidad; por otro lado, el periodo ad libitum se aplica para mermar los efectos negativos del periodo bajo restricción, ya que los gazapos muestran mayor ganancia diaria y mayor eficiencia alimentaria, aunque podría también incrementar las mortalidades (Gidenne et al., 2009).

En el caso que presentamos aquí, sin embargo, la aplicación de la restricción con pienso no medicado no ha tenido los efectos deseados: durante el primer periodo, y tal como era de esperar, los animales alimentados bajo restricción mostraron menor ganancia media diaria y menor mortalidad; sin embargo, durante el segundo periodo, en que los animales alimentados bajo restricción pasan a ad libitum, no mejoran ni la ganancia media diaria ni la eficiencia alimentaria.

Figura 2. Ganancia media diaria (a; g/día) y eficiencia alimentaria (b; g peso vivo/g peso pienso consumido) en gazapos alimentados ad libitum con pienso medicado (AdLibMed) o no medicado (AdLibNoMed), o bajo restricción con pienso medicado (RestrMed) o no medicado (RestrNoMed) entre los 35 y 63 días de vida. Todos los grupos consumieron ad libitum con pienso no medicado de los 63 a 70 días de vida. Diferentes letras dentro de cada grupo y periodo indican diferencias significativas.

Como consecuencia, en el global del periodo, la restricción no ha mejorado la mortalidad y la eficiencia alimentaria, pero ha mermado el crecimiento de los gazapos.

Las causas que podrían haber causado el poco efecto de la restricción sobre los parámetros productivos en comparación con los resultados obtenidos en otras explotaciones podrían ser:

Podemos concluir, por tanto, que en base a los resultados obtenidos en este trabajo la reducción del uso de antibióticos en pienso durante el engorde de los gazapos puede empeorar el estado sanitario y el crecimiento, por lo que es necesario utilizar técnicas complementarias para evitar esta caída en bienestar animal y producción.

La restricción alimentaria puede ser una alternativa que ha mostrado resultados positivos en muchos estudios, pero su efecto positivo sobre la mortalidad frente a una posible bajada en crecimiento indica que se debe analizar si es conveniente su aplicación en explotaciones con baja mortalidad.

Se deben controlar, además, las características particulares de cada explotación para determinar la longitud del periodo de aplicación de las fases de alimentación bajo restricción y ad libitum.

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