Asociamos habitualmente, y en ocasiones de manera errónea, el concepto de plaga, a una cantidad ingente, desmesurada, de seres vivos (roedores e insectos) colonizando un determinado lugar físico.
Antes de valorar la importancia de un buen control de plagas en una instalación ganadera, deberíamos aclarar, qué es una plaga y por qué debemos mantenerla alejada de nuestras instalaciones.
La pregunta es… ¿Qué es una plaga?
No hace falta que sean miles de individuos (ratas o insectos), con que sean unos pocos ya nos afecta.
Las instalaciones ganaderas son un lugar idóneo para la presencia de plagas, por dos motivos muy claros:
- Son lugares en los que, por la presencia de animales, hay gran cantidad de agua y alimento, así como residuos derivados de esa presencia.
- Hay condiciones casi continuas de humedad y temperatura, por lo que se rompe el ciclo de estacionalidad (las plagas no se ven afectadas por condiciones exteriores) favoreciendo su desarrollo continuado y abundante.
Vemos pues, cómo una explotación ganadera puede suponer un paraíso a los ojos de ratas, moscas y otros habitantes accidentales que encuentran en ella:
- Alimento.
- Refugio.
- Lugar de cría.
- Condiciones de temperatura y humedad óptimas.