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E. Coli: No se puede diagnosticar con la vista

E. Coli

Habitualmente todas los casos clínicos empiezan por una llamada medida en la que con mayor o menor acierto nos describen un proceso que está ocurriendo en la granja afectada en ese momento.

Sin embargo, no siempre es así, la tarea detectivesca en estos casos cae en una espiral de contradicciones y cambios semánticos que desarbolan cualquier intento de diagnóstico, cuando no tenemos los animales afectados por el proceso delante.

En una de estas ocasiones se recibe una llamada en la que se nos comenta que el lote en lactación con 24 días de vida ha sufrido una mortalidad muy elevada por enfermedad vírica hemorrágica del conejo. [registrados]

Como es habitual se empieza preguntando por el proceso, las bajas sucedidas así como evolución de ellas, los síntomas observados, etc. Y así así un largo cuestionario básico que los veterinarios utilizamos para visualizar el proceso.

A pesar de ser una granja con muchos años de experiencia el desconcierto es mayúsculo:

687 partos en banda única con cerca de 7.200 gazapos nacidos vivos.

El proceso afecta principalmente a gazapos lactantes hijos de conejas con 3 o menos partos, pero el nidal afectado se mueren casi todos los gazapos, quedando entre 1 y 3 gazapos vivos por nidal.

Las conejas no muestran ningún síntoma y tampoco se aprecia mortalidad alguna en las reproductoras.

El proceso termina justo el día siguiente a la inseminación (11 días post parto).

Después de numerosas preguntas y del porqué creía que eran animales muertos de vírica, la respuesta contundente es que vacunó las madres el día 9 de lactación y al cabo de 2 días ya no se morían.

A pesar de las numerosas incongruencias, se decidió por teléfono de que debería ser una vírica variante un poco “rara” y se recomendó vigilar la pauta vacunal y no despistarse retardando los periodos.

Y eso a pesar de que el proceso no cumplía casi ninguna de las premisas necesarias para diagnosticar una vírica variante, por lo que como precaución se recomendó avisar cuando el proceso estuviera activo en otra ocasión.

En el lote siguiente el proceso cursó nuevamente con la misma pauta pero afectando a animales lactantes con mayor edad y se enviaron fotografías por WhatsApp al comienzo del proceso que se inició de forma explosiva como la vez anterior.

Por las fotos se visualizó claro que no había ningún síntoma externo de mortalidad, por lo que el proceso de vírica podría ser plausible, pero las conejas estaban ¡casi recién vacunadas!, lo que no cuadraba demasiado.

Figura 1.          

Rápidamente se acudió a la granja y se evidenció la alta mortalidad que padecía el proceso, pero los gazapos estaban distribuidos por muchas jaulas y a pesar de haber mortalidad en muchas de ellas, el número de casos por nidal no era la totalidad de los gazapos, tal y como aproximadamente se esperaba de un proceso claro de vírica.

necropsia

Se procedió a realizar la necropsia de varios animales apercibiéndose un proceso digestivo muy agudo que no llegaba ni a provocar diarreas externas, con síntomas de alteración digestiva con abundante contenido hemorrágico.

Se recogieron muestras de los animales afectados y se enviaron a un laboratorio de diagnóstico para confirmar el diagnóstico.

Los resultados confirmaron la intervención del coli como bacteria patógena así como elevada presencia de rotavirus en el proceso entérico que afectaba a los gazapos. [/registrados]

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