Introducción
Los conejos son mamíferos hervíboros integrales que tienen un complejo sistema alimentario para aprovechar al máximo los nutrientes que ingiere procedente de alimentos con una elevada proporción de fibra. Hay que tener en cuenta que el sistema digestivo del conejo no producen enzimas que transforman estos alimentos en nutrientes que sean fácilmente digeribles.
Los rumiantes como los bovinos u ovinos, tienen una cavidad al inicio del aparato digestivo llamado rumen, conocido también como el primer estómago de los 4 compartimentos en que tienen compartimentados el estómago y en el se producen una serie de fermentaciones de los alimentos mediante una flora bacteriana que los digieren y transforman en nutrientes aprovechables.
Los conejos no tienen este recurso digestivo para aprovechar los nutrientes y su aparato digestivo tiene mas semejanzas con otros monogástricos como los porcinos excepto en un compartimento muy concreto, el ciego.
El ciego
En el ciego de los conejos hay una simbiosis con toda una serie de flora bacteriana, también conocida como la microbiota cecal. Estos microorganismos obtienen sus nutrientes y por tanto su energía, de los restos no digeridos ni adsorvidos de los alimentos que alcanzan el ciego del conejo.
Como consecuencia de esta acción microbiana se generan una serie de ácidos grasos volátiles (AGV) como son el ácido propiónico, acético y butírico que el conejo adsorbe a través de la pared cecal, aunque no puede aprovechar los otros nutrientes generados por la actividad bacteriana ni las propias bacterias propiamente dichas. En la parte posterior al ciego no existe una capacidad enzimática que pueda aprovechar estos nutrientes y se expulsan con las heces.
Aquí es donde aparece una de las grandes invenciones digestivas del conejo, el cecotrofo.
El cecotrofo
El cecotrofo son heces provenientes directamente del ciego y protegidas por una capa de moco que contienen todos los nutrientes intactos de la digestión bacteriana del ciego y que se diferencian de las heces normales porque son húmedas ya que contienen un elevado porcentaje de agua.
Estos cecotrofos son reingeridos por los conejos y así pueden ser digeridos enzimáticamente por el sistema digestivo del conejo y aprovechar los nutrientes, vitaminas y proteinas, bacterianos. Este proceso se denomina cecotrofia.
Hay que diferenciar la coprofagia de la cecotrofia. La coprofagia es la ingestión de heces normales que en general es poco frecuente, mientras que la cecotrofia es la ingestión de las heces blandas que el conejo practica de forma habitual.
Precisamente cuando este comportamiento se ve alterado es una indicación de algún trastorno digestivo en los conejos y hay que prestar atención ante posibles episodios de patología digestiva.
Esta alteración de la cecotrofia puede deberse a alteraciones ambientales -cambios de tiempo, golpes de calor o frio y tormentas-, agresiones de depredadores -perros, gatos, zorros…-, alimentación o agua -aguas muy frías, alimentos excesivamente energéticos o excesivamente fibrosos-, uso excesivo de antibióticos -alteran el equilibrio de la flora bacteriana- entre otras causas.
Este proceso de la cecotrofia permite que el conejo pueda aprovechar recursos energéticos realmente parcos en energía en su alimentación, pero no debemos engañarnos. Una situación es que el conejo aproveche recursos alimenticios muy fibrosos en su alimentación y otra que pueda obtener la energía necesaria para su crecimiento, mantenimiento y reproducción.
Piensos o cecotrofo
Los piensos deben contener niveles de fibra alta para su regulación digestiva, pero los niveles de proteína, grasa o almidones, no son sustituibles como fuente de energía por fibra que después la microbiota cecal transformará en nutrientes.
La cecotrofia nos permite utilizar recursos que otras especies no pueden aprovechar, pero el nivel energético del pienso debe ser considerado según las necesidades de los animales, pues la capacidad de ingesta no compensa de ningún modo el poder producir más cecotrofos como fuente de energía posteriormente.
Más bien nos encontramos con lo contrario. La ingesta de cecotrofos compite directamente con la ingesta de pienso que puede diseñarse fácilmente con más energía y niveles nutricionales adecuados para el conejo, entablándose una lucha de intereses entre el nutricionista para obtener piensos con características más energéticas y obtener así mayores rendimientos reproductivos y de crecimiento con el comportamiento natural de los conejos.
Se han realizado pruebas para no permitir a los animales realizar la Cecotrofia y los resultados han sido bastante negativos, por lo que no tiene interés sanitario evitar este comportamiento natural.
Al estar ubicado el ciego al final del tubo digestivo, nos encontramos que los recursos energéticos de alto valor biológico, como son los almidones, proteínas, grasas y azucares, no llegan en cantidades apreciables al ciego, pues son digeridos y aprovechados mediante la actividad enzimática del conejo durante el intestino delgado.
Implicaciones de la microbiota bacteriana cecal
Esto repercute en la microbiota bacteriana cecal que debe aprovechar los escasos recursos energéticos que le llegan y que se mantiene en equilibrio por el aporte continuo de nutrientes, restos de la digestión enzimática que no han sido aprovechados. Esto implica que la microbiota es muy diferente a la de las especies animales que tiene rumen. En estos los alimentos llegan tal cual con todo su contenido energético al rumen para la proliferación de esta microbiota.
En cambio al ciego solo llegan restos y no encontramos flora con grandes requerimientos energéticos, predominando las especies anaerobias (crecen en ausencia de oxígeno) y la falta de lactobacilos y protozoos.
Este es el motivo por el cual la aplicación de lactobacilos para recuperar la flora bacteriana no tiene ninguna eficacia en el conejo mientras que en otras especies, como la humana, si que tiene un efecto recuperador claro de la flora digestiva.
Estatus de las investigaciones
Hay muchos estudios que analizan la eficacia de esta microbiota en la digestibilidad de nutrientes y especialmente de la fibra, sin embargo los resultados son en ocasiones como menos contradictorios. La eficacia real de aprovechamiento de la fibra no es alta, sino incluso inferior a la de los rumiantes, probablemente porque el mecanismo de funcionamiento del ciego no deja entrar toda la fibra que llega, solo las partículas pequeñas, y la disponibilidad energética es baja no permitiendo una actividad bacteriana desenfrenada.
Posiblemente también la alta demanda energética implica una velocidad de tránsito elevada que hace que la fibra no pueda permanecer mucho tiempo en el ciego reduciendo por tanto su eficacia en digestibilidad respecto a otras especies.
Probablemente las alteraciones de la formación de los cecotrofos tienen lugar cuando al ciego llegan un exceso de nutrientes de la dieta, ya sea por una alteración digestiva o por un exceso de nutrientes en la formulación del pienso, como es el caso del almidón.
Primeras etapas de la vida del conejo
En las primeras etapas de la vida de los conejos hay una deficiencia clara de enzimas como la amilasa que ayudan a digerir el almidón. El conejo no alcanza niveles adecuados hasta bien entrado el periodo de engorde siendo susceptible a alteraciones digestivas y por tanto de los cecotrofos en las primeras semanas del periodo de cebo por el exceso de almidón que llega al ciego.
Este exceso de almidón es un aporte energético muy alto al que no está acostumbrado la microbiota cecal y hay un crecimiento exponencial de la actividad bacteriana que como siempre aprovechan las bacterias oportunistas, que no son nunca las beneficiosas.
Señales de malfuncionamiento
El primer síntoma que se puede apreciar es la presencia abunadante de los cecotrofos en el suelo de las jaulas o en la fosa. Siempre es una señal de alarma la presencia de cecotrofos no ingeridos, aunque no siempre tenga que desarrollarse un proceso digestivo a continuación. Esta alteración del comportamiento siempre tiene una base de alteración en los animales que hay que analizar a fondo para evitar problemas.
La microbiota cecal no aparece de la nada en los gazapos. Esta debe ser sembrada pues en incio, al alimentarse de leche no la necesitan en absoluto. Para ello la reproductora va “sembrando” el nidal con algunas heces y posteriormente los gazapos, alrededor de los 18-20 días, inician de forma activa una ingesta de restos de cecotrofos de su madre, con la que van poblando su ciego.
Este es un momento crucial para la futura evolución del gazapo. Si adquiere una microbiota “sana”, la eficacia digestiva se verá muy favorecida con un gran aprovechamiento de los nutrientes y podrá desarrollar toda su capacidad genética de crecimiento y desarrollo corporal.
Por el contrario, si la microbiota no está equilibrada o tiene deficiencias, nos podemos encontrar con lotes de animales con crecimientos muy dispersos y una gran abundancia de saldos sin ninguna evidencia de enfermedades asociadas, sino simplemente que el desarrollo de los animales es errático.
En ocasiones, cuando las reproductoras son portadores de bacterias patógenas como E. Coli, estas transmiten estas cepas bacterianas patógenas a su descendencia a través precisamente de este mecanismo de trasmisión de la microbiota cecal, trasladando la problemática a los gazapos, que se encuentran en una situación desfavorable para afrontar el periodo de engorde.
Regulación del funcionamiento del ciego
Esta importancia que tiene la cecotrofia en el aprovechamiento de los nutrientes se convierte en una espada de Damocles si no actuamos en consecuencia. La regulación del funcionamiento del ciego no es sencilla, pero si conocemos causas que la alteran y en consecuencia pueden repercutir en el funcionamiento de la cecotrofia.
El control del pH cecal no es sencillo, pero favorecer la actividad del estómago mediante la utilización de ácidos se ha demostrado eficaz para regular el nivel del pH cecal así como el diseño de piensos fibrosos que contengan tanto partículas fibrosas grandes como pequeñas.
Generalmente las partículas grandes de fibra no acceden al interior del ciego, teniendo una función reguladora del tránsito intestinal en general, mientras que las partículas fibrosas pequeñas si que entran en el ciego. Este hecho genera que si nos encontramos con un exceso de partículas fibrosas pequeñas tendremos un exceso de fibra en el ciego y problemas en los movimientos peristálticos de los intestinos con las posibles consecuencias que pueden inducir.
Momento habitual de problemas en los animales
Hay que tener en cuenta que la cecotrofia no se inicia de forma importante hasta la 6ª semana de vida, momento en el que coincide con un punto crítico en las patologías digestivas. Técnicamente empieza a producirse hacia las 3 semanas de vida, pero no tienen plena importancia hasta 3 semanas más tarde.
Es en este momento cuando el mecanismo de la cecotrofia está perfectamente establecido en los gazapos o ya empezamos a observar problemas en los animales.
Hay que observar con detenimiento, pues en ocasiones son los animales que tienen un mayor crecimiento los que posteriormente se apreciaran los procesos digestivos por una microbiota descompensada, que posiblemente en unas primeras fases tenga un desarrollo bacteriano demasiado rápido que se manifieste en crecimientos mayores, pero que la mayor ingesta de pienso de estos animales acaben alterando esta microbiota, produciendo cecotrofos que no son ingeridos y posteriormente aparezcan problemas sanitarios.
Aquí radica la gran importacia de observar la presencia de cecotrofos en jaulas y fosas. Su presencia, si es observada, permite una rápida actuación preventiva que evite males mayores, como es una simple restricción alimentaria durante unos días que evite el consumo excesivo de alimentos y por tanto haga innecesario usar antibióticos.
El control del peso de los gazapos junto a la observación de los cecotrofos son dos técnicas de manejo que se iran implementando con el tiempo para poder obtener referencias de la evolución de los animales durante el periodo de engorde y apoyar el uso racional de antibióticos.