La época estival es siempre un periodo de gran impacto en la reproducción de las conejas en las instalaciones cunícolas.
El uso de Coolings o otros sistemas de refrigeración atenúan considerablemente este efecto adverso de las altas temperaturas pero no siempre disponemos de ellos y a menudo su uso continuado día y noche, puede acabar repercutiendo en la salud de los animales.
El objetivo se centra en no sobrepasar los 28ºC de temperatura en el interior de las naves, nivel que ya empieza a ser extremo para el correcto funcionamiento reproductor y que también afecta negativamente al crecimiento dado que el consumo de pienso se resiente de forma significativa.
A menudo se intenta mantener la temperatura por debajo de los 24ºC, a costa de velocidades de aire elevadas que pueden afectar a medio plazo al sistema inmunitario provocando con el paso de las semanas una situación de riesgo: la debilidad de este y una posible caída o ruptura de las defensas de los animales.
Esto no es evidente en las primeras fases estivales, sino que hace acto de presencia hacia mediados o finales del verano con un aumento de procesos respiratorios aparentemente banales pero que no responden bien a los tratamientos; aumento de procesos estafilocócicos como las mamitis y pododermatitis plantares. Entre otros riesgos, también existe la pérdida de defensas generales como la mixomatosis o la enfermedad vírica hemorrágica.
No es nada extraño que los procesos víricos, el ejemplo más visible es el de la mixomatosis, surjan a partir de finales de agosto y se alarguen hasta bien entrado el otoño. Así como tampoco el hecho que los programas vacunales puedan tener fallos en esta época.
Un animal aparentemente sano puede haber sufrido de forma inaparente este estrés, ya sea por temperaturas elevadas o por ambientes con ventilación elevada (remarcar que no hablamos de ventilación excesiva sino que la ventilación para mantener las temperaturas precisa de volúmenes altos de renovación). Esto produce un efecto de estrés inmunitario y una pérdida notable de eficacia del sistema inmunitario que no responde adecuadamente a las vacunaciones que se puedan realizar por un problema puramente mecánico: no hay suficientes células blancas de defensa para responder al efecto vacunal.
Por ello se utilizan numerosos sistemas para disminuir los efectos perniciosos de esta época, la mayoría de ellos centrándose en el aumento de la evacuación de la temperatura corporal (paracetamol por ejemplo) como sustancias que evitan la degradación del sistema inmunitario, o, lo más frecuente, productos que combinan ambos sistemas.
Un componente de ellos es la vitamina C, una de las vitaminas que mas sufren en los periodos estivales y que tienen una importante función antiestres, antioxidante y sobretodo en los niveles inmunitarios (inmunocompetencia) ayudando a mantenerlos tanto en su producción como en su degradación.
El uso de diversos aceites esenciales como el de Eucalipto, Mentol y clavo son otros de los componentes muy importantes y básicos en este periodo. Estos tienen un efecto directo sobre el sistema respiratorio, uno de los sistemas que utilizan todos los animales de forma más frecuente para disminuir la temperatura corporal y que por ello presenta un mayor número de agresiones y propensión a enfermar, en donde tienen un efecto mucolítico, broncodilatador y surfactante. Es decir, que aumentan la capacidad efectiva de los pulmones para ventilar el animal y reducir la temperatura corporal, por lo que tenemos un mayor potencial termodinámico con una menor agresión y por tanto menor propensión a la aparición de procesos respiratorios.
A ello hay que añadir el efecto antibiótico y antifúngico que tienen los componentes de estos aceites esenciales naturales que otorgan una cierta protección precisamente a las mucosas respiratorias que son las que más sufren.
Hay que apuntar que aunque se administre de forma oral estos aceites, la eliminación de ellos en el cuerpo del animal se realiza de forma importante por las vías respiratorias, teniendo por ello un efecto directo en las mucosas del aparato respiratorio y ejerciendo precisamente su efecto protector en ellas.
Este efecto antibiótico y antifúngico tiene un papel a jugar en el control de las pasteurellas que afectan al conejo en forma de rinitis y sobretodo neumonías, pero también el control de procesos fúngicos que por la alta humedad ambiental que el propio sistema de refrigeración con los paneles evaporativos pueden provocar, como la tiña, que en determinadas zonas hacen su acto de presencia cada año en este periodo.
Uno de los efectos que sin ninguna duda más importancia revierten en cunicultura es el efecto antiviral que también tienen este tipo de sustancias. Especialmente para el control de la mixomatosis ya que una de las vías de entrada más importantes en este periodo no son precisamente los insectos como vectores, sino la transmisión aerógena y su entrada concreta por las mucosas nasales o oculares. Esta protección, que sin ser la solución a los procesos virales, no confundamos, si que potencian la protección por su efecto directo como antiviral y sobretodo por el aumento de la inmunidad presente en estas mucosas por su efecto inmunoprotectivo.
Es evidente que su efecto revierte en gran importancia si el sistema inmunitario está activado, es decir, que los animales hayan sido previamente vacunados y en el momento de su uso su nivel protectivo sea suficiente, pues en caso de rupturas inmunitarias, si estas no existen es difícil que las puedan reactivar de forma efectiva.
Como efecto secundario, pero no por ello importante, producen un aumento significativo del consumo de agua. En si no parecería que tuviera un efecto determinante, pero ayudar a mantener una correcta hidratación en los animales tiene un efecto directo sobre el estado de salud general y, particularmente, sobre el aparato digestivo que trabaja más eficazmente en la digestión y aprovechamiento de los recursos alimenticios que ingiere y evita alteraciones digestivas por el estrés que se producen a menudo.
A menudo se puede advertir también el efecto antiinflamatorio de este tipo de aceites esenciales, ayudando al gasto cardíaco en los momentos más críticos y reduciendo el efecto adverso de los procesos estafilocócicos ayudando a disminuir su potencial patógeno y sobretodo retardando su evolución dando tiempo a poder actuar en su control.
A nivel general el impacto de su uso en las instalaciones cunícolas se puede valorar:
- Reducción de los procesos respiratorios en los animales y sobretodo en su gravedad.
- Disminución del uso de antibióticos en el agua de bebida i/o en el pienso de forma preventiva.
- Aumenta la eficacia de las vacunas contra virus, tanto de las aplicadas como las que se han de aplicar a final de verano por una mayor inmunocompetencia.
- Reducen de forma significativa el estrés veraniego tanto reproductivo como productivo, ya sea en maternidad como en cebo.
- Mejorar la eficacia de la regulación termodinámica de los animales y como consecuencia mejorar el efecto del uso de paneles humidificadores y ventilación.
- Proporcionar un efecto protectivo en puntos críticos como son los destetes para evitar procesos respiratorios y digestivos.
- En caso necesario de tener que realizar medicaciones para procesos respiratorios tienen un efecto potenciador de ellos.
- Disminución de la agresión de procesos fúngicos y estafilocócicos.
En la literatura se encuentran muchas referencias al control del crecimiento de E. coli ya sea en digestivo o en procesos de mamitis (en otras especies las mamitis por coli son frecuentes) por tanto su aplicación por agua de bebida puede ayudar a controlar en procesos banales de forma efectiva, que son muy frecuentes en verano.
Su actividad antifúngica y antibacteriana también se deben tener en cuenta en determinados momentos por su posible aplicación aerógena aplicando por encima de los animales y jaulas. Su actividad contra estafilococos, coli y tiña en placas de cultivo sugiere que puede ser una buena alternativa para aplicar por encima de los animales y jaulas cuando estos procesos están haciendo acto de presencia.