Las inseminaciones por gazapo (gazapos nacidos vivos/partos obtenidos) es un factor determinante de la rentabilidad de la granja. Y de entre todos los problemas reproductivos que afectan a la fecundidad, quizás sea la mortalidad embrionaria el más olvidado. No deja cadáveres tras de sí, ni abortos, ni momias, ni manchas de diarrea… Sólo deja la frustración de hembras vacías al parto y camadas pequeñas.
En el caso de la coneja, la mortalidad embrionaria se resuelve mediante reabsorción uterina hasta el día 18 de gestación. Más allá de esta fecha el embrión pasa a denominarse feto y su muerte se resuelve en forma de aborto (si la madre reconoce la situación) o mediante momificación (si la madre no reconoce la muerte del feto).
Luego, el mantenimiento de la gestación después del reconocimiento materno (alrededor del día 12 post-fecundación) sólo requiere que el número de fetos viables sea superior a uno y se disponga al menos de 4 cuerpos lúteos funcionales. Así, las consecuencias de la mortalidad embrionaria afectan más a la prolificidad (nacidos/parto) que a la fertilidad (gestaciones/cubrición).
Controlar la mortalidad embrionaria reducirá la incidencia de camadas accidentadas (con pocos nacidos) y nos permitirá disponer de más gazapos para realizar las adopciones.
Entre las causas de la mortalidad embrionaria tenemos factores genéticos (características intrínsecas del embrión) y ambientales (del ambiente uterino). La buena calidad del embrión dependerá de las características genéticas de los reproductores (controladas por los sistemas de selección genética) y del buen manejo de estos y sus gametos hasta el momento de la fecundación.
Por lo que se refiere a la parte del macho, esta suele escapar a nuestro control pues los centros de inseminación son los que hacen este trabajo. Sin embargo, debemos tener todo el cuidado posible con el manejo del semen hasta la inseminación (evitar cambios bruscos de temperatura, luz solar y otras formas de estrés físico). A pesar de todo, problemas con el semen darán más probablemente situaciones de hembras vacías que de pocos nacidos.
LA BUENA CALIDAD DEL EMBRIÓN DEPENDERÁ DE LA GENÉTICA DE LOS REPRODUCTORES Y DE SU MANEJO
En cualquier caso, si nos producimos nuestro semen o realizamos monta natural debemos optimizar el manejo de los machos: un buen alojamiento con una dieta adecuada, algo de ejercicio y un nivel de trabajo ni insuficiente ni excesivo. Se considera óptimo 4 saltos por semana, en dos días diferentes y con una espaciado mínimo de 30 minutos entre saltos.
Por lo que se refiere a las hembras, existen distintos hechos a destacar relativos al manejo reproductivo:
La cuestión del balance energético: para que la coneja “decida” llevar a cabo la gestación debe disponer de suficientes reservas, o al menos creerlo. Es por ello que se usan estrategias como el flushing, consistente en sobrealimentar al animal los días antes de la monta para que el balance energético sea positivo y favorecer una ovulación en condiciones.
La simultaneidad de lactación y gestación: son estas dos funciones que requieren de gran cantidad de energía por parte de la hembra. De este modo las lactaciones largas perjudican en cierta medida las gestaciones. Para evitar sobrecarga metabólica se recomienda destetar al menos 8 días antes del parto.
El manejo de la condición corporal y de la nutrición de la coneja: a una coneja subalimentada le costará desarrollar las estructuras placentarias, mientras que una coneja gorda será mala productora de leche. Y finalmente, un exceso de grasa en la dieta puede comprometer la síntesis de glucosa, perjudicando tanto a la producción de leche como a la alimentación de los fetos.
Las palpaciones también pueden comprometer la viabilidad de los embriones. Como los tratamientos hormonales recortan la vida reproductiva de las conejas. Además, un control ambiental adecuado garantizará el confort de los animales y reducirá la incidencia de problemas reproductivos.Finalmente, es importante evitar la incidencia de problemas infecciosos.
En resumen,
las medidas de control de la mortalidad embrionaria (hembras vacías al parto y camadas pequeñas) incluyen:
- Trabajar con buena genética (semen y reposición), evitar consanguinidad
- Optimizar el manejo del semen (evitar contaminaciones y estreses físicos) y de las cubriciones
- Optimizar el manejo de los reproductores en general (alimentación, higiene, densidades, control ambiental, evitar desuso y sobreutilización…)
- Evitar estrés ambiental la primera quincena post-cubrición
- Mantener la explotación libre de enfermedades
- Evitar la sobrecarga de hembras en lactación con un excesivo número de crías lactantes
- realizar un control de la lactación
- evitar las palpaciones o en su defecto retardarlas al máximo