Instalación y equipos

Preparando el invierno en las granjas de conejos

granjas de conejos
Escrito por Oriol

El invierno se acerca y las granjas de conejos ya se preparan para esta época del año donde el frío es el protagonista.

Principios de otoño suele marcar el cambio de temperaturas diarias en las que las noches suele refrescar con fuerza mientras que durante el día siguen subiendo los termómetros por encima de los 25ºC de forma habitual.

En estos momentos incluso es posible encontrar que durante el día puedan ponerse en marcha los paneles evaporativos (coolings) y en cambio por la noche se activen los sistemas de calefacción pues las temperaturas descienden por debajo de los 10ºC.

Esta dualidad de sistemas en el mismo día genera que la sensación de los termómetros no sea significativa para el responsable, pues durante su estancia la temperatura es muy confortable en el interior de la nave y no se asume que no es así durante la noche.

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La reacción más habitual en las instalaciones que pueden disponer de una combinación de ventilación forzada/estática con ventanas, es la de disminuir la ventilación durante la noche, generalmente abriendo al mínimo las ventanas.

Esta práctica a menudo acaba descabalgando las grandes ventajas de las centralitas de control ambiental que son precisamente en esta época del año cuando su intervención es más útil.

El objetivo de la calefacción es literalmente el proporcionar el calor necesario a la instalación para que el umbral idóneo de bienestar-producción se mantenga sin grandes variaciones.

En invierno pocas veces hay dudas de las necesidades del aporte calorífugo que realiza el sistema de calefacción para mantener el ambiente estable, pero es precisamente en los entretiempos –otoño e invierno– cuando su eficacia es más resaltable, siempre y cuando lógicamente nos encontremos un control ambiental bien diseñado, pues de lo contrario el resultado es totalmente contrario.

¿CUÁL ES LA TEMPERATURA IDÓNEA DE TRABAJO?

Las apreciaciones de la temperatura idónea de trabajo son ligeramente variables, dependiendo del coste propiamente dicho del combustible y de las fugas que se presenten en la nave.

El paralelismo con la mentalidad humana es en este caso muy idéntico. Es habitual en las tiendas o supermercados que en pleno verano pasemos un frío intenso dentro de los establecimientos y en invierno un calor mareante.

Evidentemente NO es lógico poner el aire acondicionado a 21ºC y la calefacción a 25ºC, pero eso es en definitiva lo que está ocurriendo.

En las instalaciones cunícolas ocurre algo parecido, pero menos acentuado. Granjas a 26ºC en invierno en Francia y Polonia, donde la temperatura exterior es inferior a 0ºC es un auténtico derroche energético.

El umbral idóneo de bienestar en cunicultura es muy amplio precisamente por la gran capacidad de adaptación en ese intervalo que tienen precisamente los conejos. La zona de confort en condiciones normales se puede situar entre los 18ºC y los 25ºC sin ningún problema, por lo que mantener los animales en una zona estable alrededor de los 18ºC no es ningún problema.

Sin embargo, si que hay que tener en cuenta ciertas variables en el diseño global del sistema de control ambiental.

Alrededor del parto, cuando están naciendo los gazapos, la temperatura del interior de la nave puede tener una influencia importante en la tasa de supervivencia de los gazapos.

El porcentaje de conejas que pueden parir fuera del nidal es bajo, pero no es infrecuente encontrar partos con algún gazapo en el piso de la jaula, ya sea por un arrastre de la coneja al salir del nidal o por gazapos que tardan más en salir.

En este momento sí que es conveniente subir la temperatura de confort al menos durante los dos primeros días de vida de los gazapos y incluso más si el material del nidal por algún motivo no es de una calidad alta.

Otro momento crítico es cuando introducimos animales en naves vacías después de hacer un vacío sanitario.

En esta situación, ya hablemos de engorde o de maternidad, suelen las instalaciones estar frías y húmedas por la limpieza y el desinfectante aplicadas los días anteriores y, por ello, es muy recomendable alcanzar una temperatura de confort ubicada en la banda alta, al menos las primeras 24 horas, reduciendo posteriormente.

¿ES IMPORTANTE LA CALEFACCIÓN EN EL CEBADERO?

Cuando la temperatura ambiental de la instalación disminuye de los 18ºC, el consumo de pienso empieza a aumentar debido a la necesidad que tiene el cuerpo de regular su temperatura.

A groso modo:

  • Cuando la temperatura a la que se encuentran los animales disminuye de los 15ºC, el consumo de pienso aumenta un 14% para compensar las necesidades de mantenimiento corporales.
  • Si la temperatura ambiental baja hasta los 10ºC ya tenemos un aumento de consumo cercano al 25%, una auténtica ruina.
  • Cuando la temperatura ambiental alcanza durante breves periodos de tiempo los 0ºC (sobre todo en granjas aire libre en zonas climáticas “duras”) el consumo ya es draconiano, pues con facilidad alcanza consumos superiores al 50% de la ingesta normal.

En estas situaciones más agresivas ambientalmente además hay que tener en cuenta que la ingesta del animal se sitúa en el límite físico – el gazapo no puede comer literalmente más porque no le cabe en el estómago- y este elevado consumo es una de las causas del aumento de problemas sanitarios, básicamente de origen digestivo, pero tampoco se deben descartar los problemas respiratorios por sobrecarga del sistema inmunitario que no puede estar en todos los sitios.

Otro efecto secundario que nos afecta a los animales es la necesidad de beber agua, pues en términos generales el consumo se habla de 2 litros de agua por 1 kilogramo de pienso.

A pesar de que en invierno esta relación puede ser ligeramente inferior, en la práctica nos encontramos con que el animal come principalmente de noche por sus hábitos crepusculares y en ese momento de gran consumo de pienso coincide con la ingesta elevada de agua que tiene aproximadamente la misma temperatura ambiental, es decir, que está muy fría.

Resaltar también que cuando el animal aumenta la ingesta, es frecuente que “tire” pienso al suelo por un simple nerviosismo o malestar, por tanto, ya no solo hablamos de un aumento importante del Índice de conversión, que puede ultrapasar los 4,4 kilos de pienso para hacer un kilo de carne, un problema económico grave que hay que contemplar, sino que se pueden originar serias dudas sobre la situación de bienestar en los animales que están sometidas a estas temperaturas extremas. Cuestión que no es ya de poca importancia y deberíamos tomar medidas al respecto.

Tabla. Efectos de la temperatura ambiente sobre la ingesta y resultados zootecnicos de un gazapo de 60 días de vida

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Oriol

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