Por Cuadriello Viego R.*, Domínguez Baro O., Miguel Casado C., Sevilla Fernández L. Departamento Técnico Hermi Gestión.
LA RESTRICCIÓN ALIMENTARIA MEJORA LA INCIDENCIA DE PATOLOGÍA DIGESTIVAS Y TAMBIÉN EL ÍNDICE DE CONVERSIÓN.
La producción de carne de conejo ha pasado en los últimos años desde un modelo familiar y de reducido tamaño a lo que hoy tenemos, una cunicultura más industrializada con un concepto más empresarial de la producción.
Esta evolución del modelo de explotación ha traído incrementos en la productividad, considerando estos incrementos como mejoras en la productividad de los animales y de la mano de obra.
Esta “intensificación” del modelo también ha provocado que el manejo se complique, que la presión infectiva sea mayor al haber cantidades elevadas de animales por explotación y se haya generalizado la utilización de forma preventiva de piensos medicamentosos.
Paralelamente, el gasto medicamentoso de las explotaciones se ha ido incrementado de una forma lenta pero imparable. Sin embargo deberíamos detenernos a pensar si es normal y asumible que muchos de los animales estén recibiendo tratamientos de forma sistemática.
¿Es asumible como concepto correcto de producción? ¿es asumible en cuanto a los costes que implica? ¿es asumible de cara a la creciente concienciación del consumidor por estos temas? ¿es sostenible en el tiempo?. La respuesta es clara, NO.
La escalada en los precios de las materias primas ha hecho también que el coste de la partida de alimentación se incremente significativamente.
Actuando sobre los costes de alimentación y zoosanitarios, actuaremos sobre un porcentaje importante del coste total de producción, es en este contexto donde toma un especial interés la restricción alimentaria controlada.
Una vez que hemos interiorizado que necesitamos un cambio, estamos en el punto de partida que nos debe llevar a un modelo más sostenible y responsable que pasa por producir animales de una forma más racional y sin tratamientos medicamentosos abusivos, evidentemente de una forma rentable para el productor.
Diversos factores deben ser tenidos en cuenta a la hora de analizar la sensibilidad del gazapo destetado en el cebadero, a saber, altas ganancias medias diarias, su sistema enzimático digestivo inmaduro, la alimentación en la que se busca el máximo crecimiento en el menor tiempo posible, un deficitario control ambiental en determinadas instalaciones, en definitiva que se va siempre al límite y muchas veces se puede decantar la balanza hacia el lado no deseado.
Existen ya diversos estudios en cuanto a sistemas de restricción como método para controlar diversos desórdenes digestivos, en especial EEC y es un tema que aunque parece estar de moda ya se lleva analizando desde los años ochenta y esta bastante extendido en otros países.
Parece claro que la restricción alimentaria mejora la incidencia de patologías digestivas y también el índice de conversión lo cual con la situación actual de precios de materias primas parece cobrar un interés creciente al ser la partida de mayor incidencia sobre el coste de producción.
Diversos estudios demuestran que racionamientos suaves no parecen afectar a la homogeneidad de los animales por fenómenos competitivos de acceso a la comida.
En países de nuestro entorno la alimentación restringida está generalizada y la utilización y concienciación sobre el papel de los tratamientos farmacológicos es muy diferente. También existen con respecto a estos países diferencias en cuanto al peso de sacrificio y las densidades habitualmente utilizadas que deberemos tener en cuenta a la hora de analizar el interés, utilidad y rentabilidad de este tipo de manejo. Deberemos analizar si podemos utilizar de forma rentable estas pautas con pesos de sacrificio de en torno a los 2,1 kilos de peso vivo.
Un tema a tener en cuenta, que tiene una alta importancia, es como afecta este tipo de manejo alimentario al crecimiento cualitativo de los conejos, debemos saber si perjudica al rendimiento canal de los mismos en el matadero. Parece estar claro que restricciones fuertes empeoran el rendimiento canal y de forma diferente a las distintas partes de la canal.
Cualquier restricción por encima del 80% del consumo ad libitum va a afectar al crecimiento y de forma diferente a unas partes del cuerpo que otras, de forma que el paquete digestivo ralentiza menos su crecimiento y por tanto la relación partes nobles/paquete intestinal empeora.
Los animales que ven restringido el acceso a la comida durante ciertas horas, adecuan su comportamiento alimentario de forma que realizan más “tomas”, de manera que si ad libitum harían 1,3 tomas por hora de media con una restricción con acceso a la comida sólo nueve horas, puede aumentar hasta 4 tomas por hora. La duración de las tomas no parece verse alterada por la restricción.
Los animales aprenden a comer más rápido de forma que con el mismo tiempo de acceso a la comida, a medida que va avanzando el período de cebo la restricción cada vez va siendo más pequeña. En un estudio hecho por Foubert, después del destete y con sólo 8 horas de acceso al alimento la primera semana la restricción es del 64%, la segunda del 73% y la tercera del 83%. Estos factores han de ser tenidos en cuenta a la hora de plantear un sistema de manejo racionado en el cebadero.
Para comprobar a nivel de campo se realizaron 10 pruebas consecutivas en gazapos de una explotación industrial con 2.600 reproductoras divididas en dos lotes que se inseminaban en ciclos de 42 días (IA 11 postparto).
El objeto de la prueba era estudiar la velocidad de crecimiento y mortalidad en los gazapos que fueron sometidos a una restricción alimentaria durante la primera fase de cebo.
Para ver la evolución se realizaron 79 muestreos pesando en cada ocasión 20 jaulas, pesándose en total 13.400 animales de los 90.000 gazapos que se cebaron en ese período. La alimentación pasó a ser a libre voluntad desde el día 53 de vida, con la finalidad de poder conseguir un peso adecuado a matadero.
La experiencia partió de la base de animales que se cebaban con piensos medicamentosos con tres moléculas y se redujo un antibiótico al final de la experiencia.
Se siguieron dos modelos de restricción,
En la Banda 1 se utilizó un ordenador que registró los gramos teóricos que comieron los animales y en el modelo de racionamiento por tiempo no se controló el pienso consumido por los animales.
En la Banda 2 se fueron sometidos a un racionamiento ligero, de forma que al provocar el ayuno por el día, la diferencia entre lo ingerido y la ingesta ad libitum es teóricamente pequeña, no llegando a racionamientos por debajo del 85% (ver figura 1). Los racionamientos se realizaron de forma que los animales que comían al atardecer , la toma se daba de forma continua hasta acabar.
Se administran los gramos «deseados» por animal y día medidos por el caudal (kilos/ minutos)
BANDA 2 RESTRICCIÓN HORARIA
Se da de comer a partir de las 19 horas y se corta en función del crecimiento que se va midiendo.
DESTACAR QUE SE HA REDUCIDO LA APLICACIÓN DE FÁRMACOS DE FORMA RUTINARIA, PERMITIENDO REDUCIR EL COSTE DE MEDICACIÓN Y POR TANTO EL COSTE DE PRODUCCIÓN.
Gráfica 1. Resultado de los diferentes pruebas realizadas con la mortalidad y GMD de los diferentes lotes.
La pauta de alimentación se fue adaptando en función de las ganancias medias diarias (G.M.D.) obtenidas y la sanidad del lote. La mortalidad acumulada observada (Figura 3) siguió un patrón similar en las distintas réplicas, de forma que la tendencia fue bastante lineal con una tendencia a la aceleración de la mortalidad en la última fase de cebo, coincidiendo con la fase ad libitum de los animales.
Las pruebas realizadas han permitido tener crecimientos diarios aceptables, de entre 40 g/día a 47 g/día, con ayunos que oscilaron entre las 12 horas y las 8 horas. Esto permite llegar al peso comercial del animal en un plazo prácticamente igual a animales alimentados ad libitum.
Hay una clara reducción de mortalidad con los sistemas de racionamiento.