EL CARNÉ SANITARIO COMO MEDIDA DE BIOSEGURIDAD EN CUNICULTURA.
Cuando alguien piensa en iniciar una granja cunícola es frecuente que sus amigos le adviertan: “piénsalo bien, los conejos tienen muchas enfermedades”. Sin duda, esta idea arraigada en una parte del mundo rural, se basa en la experiencia de la cría de conejos “en casa”, pero: ¿realmente los conejos tienen muchas enfermedades?
Yo diría que no, todo lo contrario, los conejos tienen pocas enfermedades pero con una elevada prevalencia, es decir, pocas enfermedades pero que atacan con mucha frecuencia.
Cuando nos referimos a las granjas industriales todavía se aprecia más: las dos enfermedades víricas principales (mixomatosis y EVH), las dos cutáneas (tiña y sarna) y un pequeño grupo de bacterianas que pueden actuar de forma conjunta: así tenemos el complejo respiratorio (Bordetella sp y Pasteurella sp), el complejo digestivo (E. coli, Clostridium sp y enteropatía) y estafilococia como principales, aunque en algunas granjas Salmonella sp. Pueda ser también importante.
Realmente, la preocupación del sector cunícola en su conjunto en lo que se refiere al tema sanitario está en la prevalencia y la tremenda gravedad de algunas de estas enfermedades, no en el número de éstas.
¿Qué pasa en las otras especies? Consideraremos las principales ganaderías intensivas:
- La avicultura – Fue la primera ganadería en tecnificarse, con unos comienzos muy duros en cuanto a patología. La avicultura es una ganadería con gran incidencia de enfermedades víricas, lo que suponía frecuentes contagios y gran cantidad de bajas, sin embargo hoy es el ejemplo de cómo una investigación potente y bien orientada ha conseguido minimizar los problemas patológicos. La eficacia comodidad de uso de las vacunas en los procesos víricos es muy alta, incluso los problemas digestivos que causaron tantos rompimientos de cabeza en toda Europa han caído en picado con la utilización masiva de enzimas (fruto de la investigación, como no).
- El porcino – Es una especie con gran cantidad de enfermedades tanto víricas como bacterianas pero que, en España, ha sido capaz de adaptarse a los continuos retos sanitarios que se le van presentando. El modelo de producción (mucho más complicado que la avicultura para controlar la sanidad) y la concentración en empresas de tamaño importante han desarrollado protocolos de bioseguridad que se han adaptado al resto de especies. De hecho, la mayor amenaza para la producción española (incluso mundial) es la Peste Porcina Africana, a la que, de momento, solo se puede hacer frente por la vía de la bioseguridad.
Sin duda, esta situación de la patología cunícola, concentrada en pocas enfermedades, facilita la preparación de protocolos de bioseguridad específicos para la especie. Veamos algunas consideraciones en las enfermedades más importantes:
- Enfermedad Vírica Hemorrágica, tanto clásica como variante – Es la enfermedad de la que es más difícil evitar el contagio puesto que es tremendamente volátil, aunque existe una vacuna muy eficaz. La mayor parte de las ocasiones que una granja se contagia proviene de casos de la fauna salvaje, bien sea directamente o por depredadores de conejo silvestre que se aproximan a la explotación. En este caso el vallado perimetral que impida el acceso a animales de fuera de la explotación es fundamental. Al tratarse de un virus volátil, tanto la ubicación del contenedor de cadáveres (lo más lejos posible de la toma de aire de la granja) y los fómites (desinfección de camiones y ropa de la granja para visitas) son así mismo muy importantes.
- Mixomatosis – Es la otra gran enfermedad vírica de la cunicultura, con la diferencia de que las vacunas tienen una eficacia más limitada puesto que animales con una reacción vacunal evidente (y por tanto con niveles altos de protección celular y/o humoral) enferman en presencia continuada de animales enfermos. Esta circunstancia junto con la existencia de animales portadores asintomáticos hace que esta enfermedad sea mucho más peligrosa que la EVH, me atrevería a decir que se trata de la enfermedad que más perdidas puede llegar a provocar en una explotación. Las medidas de bioseguridad son las mismas que en el caso de EVH salvo dos detalles importantes:
- Aunque no suele suceder, existe la posibilidad de que se introduzca en la explotación por la introducción de semen contaminado del exterior. Existiría incluso la infrecuente posibilidad de que los machos contagiados del centro lo fueran asintomáticos y el personal no pudiera identificarlos. No me cansaré de repetir lo difícil e infrecuente de esta situación, pero de forma teórica puede pasar.
- El virus de la mixomatosis es un virus menos volátil que el de la EVH pero se transmite por la vía de mosquitos picadores. Este detalle dificulta mucho la bioseguridad puesto que obliga a establecer protocolos de defensa, bien poniendo mosquiteras (que dificultan la ventilación) y/o llevando un exhaustivo control exterior de los mosquitos (zonas húmedas, hierbas etc.). Por supuesto, de poco sirve poner mosquiteras si luego dejamos abierta una puerta directa del exterior a la nave, de hecho, el acceso directo del exterior a la nave debería limitarse al momento de la venta, sin posibilidad de entrar en la nave de hembras después de estar en contacto con el camión del matadero y desinfectando la zona tan pronto como se vaya.
- E. coli – Es una de las enfermedades más prevalentes en las granjas de conejos y de las que provocan grandes pérdidas económicas y un gran desánimo en el ganadero. Junto con la enteropatía mucoide y los Clostridium sp. Forman el complejo digestivo de forma principal (hay también virus que consideramos complicantes). Tanto E. coli como Clostridium están como comensales en el intestino del gazapo, pero en el caso de E. coli el estudio de los genes de virulencia está muy avanzado en otras especies y también (aunque algo menos) en cunicultura. En porcino los serotipos patógenos de E. coli y de disentería se consideran muy transmisibles por los llamados fómites y podemos pensar que en cunicultura se da el mismo caso pero hay una gran diferencia: los conejos generalmente no se transportan con un camión de granja en granja y además no suelen pisar el suelo, por lo que en el caso de que se introdujera por unas suelas de zapato contaminadas las probabilidades de contagio son mucho menores que en el caso de animales que pisan el suelo. No estoy diciendo que no se puedan transmitir por esta vía, es posible y debemos de poner los medios por evitarla (por evitar E. coli y otras enfermedades como hemos visto) pero es menos probable. De hecho cuando un cunicultor compra animales del exterior pueden ser portadores de serotipos patógenos de E. coli puesto que no hay control al respecto.
- Estafilococo aureus – Parece difícil establecer unas normas de bioseguridad para un germen tan ubicuo como el estafilococo, de hecho no creo que haya granjas exentas del mismo, sobre todo en forma de mamitis. A pesar de lo dicho los veterinarios clínicos hemos visto en muchas ocasiones como una granja con una cantidad limitada de casos de mamitis se desestabiliza después de una entrada de animales y comenzamos a ver síntomas de transmisión vertical (de la madre a los gazapos) granitos en el nido, abcesos en uñas y articulaciones etc. Esta introducción de serotipos más patógenos o esta mayor difusión del germen puede darse también por la vía del semen, aunque si el semen lleva el antibiótico adecuado no tiene por qué darse.
- Tiña y sarna – La entrada en la granja de estas enfermedades se dan casi exclusivamente por la entrada de animales enfermos o portadores de esporas o ácaros.
- Bordetella sp y Pasteurella sp – Son gérmenes ubicuitarios y relacionamos más su prevalencia y gravedad con las condiciones ambientales de la granja que por la presencia de serotipos más agresivos. Probablemente requieran de más estudio para tipificar de forma más certera, pero, en este momento, no creo que sean objetivo prioritario del sector.
Soy consciente de que no estoy diciendo nada nuevo en cuanto a la bioseguridad en cunicultura:
- Vallado perimetral en buen estado, que impida la entrada en el recinto de animales de fuera de la explotación.
- Barreras y lucha contra los mosquitos, con entradas de aire inaccesibles y sin puertas directas al exterior.
- Contenedores de cadáveres lejos de las entradas de aire.
- Desinfección de vehículos (sobre todo camión del matadero).
- Considerar el camión del matadero como “zona sucia” y por tanto no poder acceder seguidamente a una “zona limpia”
- Ropa de la granja para las visitas y protección de pies y manos.
Pero no es este el mensaje que quiero transmitir. Uno de los puntos débiles más importantes de la bioseguridad cunícola (también de otras especies) está en la compra de animales del exterior. No porque los suministradores sean poco profesionales sino porque no tenemos definidos los protocolos de detección de los gérmenes más importantes para nuestras granjas.
En porcino cada vez es más frecuente que las empresas de genética comuniquen a sus clientes las enfermedades de las que son exentas las cerdas de reposición. En cunicultura lo tenemos fácil en cuanto al número de enfermedades: E. coli, Estafilococo aureus especialmente patógeno, tiña y sarna podría ser un buen comienzo. No está tan fácil en cuanto al trabajo hecho para determinar los protocolos de cara a la caracterización de los gérmenes a evitar.
En Bélgica y Francia se ha trabajado en la caracterización de E. coli y la obtención de animales exentos del germen. El trabajo en el caso del estafilococo puede ser más complicado y puede que no de los frutos deseados, pero, en mi opinión vale la pena intentarlo. Trabajar en la vía de la estandarización de un CARNÉ SANITARIO donde figuren las enfermedades de las que los animales son exentos es un reto que considero realizable y una medida muy potente en cuanto a la bioseguridad de estas enfermedades.
¿Se imaginan poder llenar una granja nueva con animales exentos de tiña, sarna, estafilococia grave y colibacilosis grave?
De momento es un sueño pero vale la pena intentar que sea una realidad.