Por Penadés, M.; García-Quirós, A.; Selva, L.; Corpa, J.M.*; Viana, D. Instituto de Ciencias Biomédicas (PASACTA-Grupo de Patología y Sanidad Animal), Facultad de Veterinaria, Universidad CEU Cardenal Herrera, Av. Seminario s/n, 46113 Moncada, Valencia.
En las últimas décadas, las patologías digestivas han causado grandes problemas en la cunicultura industrial, ya que son capaces de provocar tasas de mortalidad comprendidas entre el 12 y el 20% pudiendo llegar a alcanzar hasta un 60 % en el periodo de cebo (Peeters y col., 2000). Este hecho, unido a la disminución del crecimiento de los animales y al empeoramiento de los índices productivos de los animales con patologías digestivas (aumento del índice de conversión y disminución de la ganancia media diaria), es responsable de importantes perjuicios económicos para los cunicultores que comprometen la rentabilidad de su explotación.
Pero, ¿cuáles son los motivos que predisponen a estos animales a presentar con tanta frecuencia signos clínicos digestivos?
Los agentes infecciosos, tema en el que centraremos este artículo, muchas veces no son suficientes para desencadenar una enfermedad por sí solos, sino que necesitan ir acompañados o precedidos de otras causas concomitantes que favorezcan la afección de un animal susceptible. Así pues, es necesario en primer lugar hacer una breve parada en la explicación de una serie de factores predisponentes y esclarecer su participación en las patologías entéricas.
Son varios los factores predisponentes que justifican la frecuencia de aparición de estos procesos en la cunicultura industrial. Aunque todos ellos se encuentran íntimamente relacionados, a modo descriptivo intentaremos clasificarlos en tres áreas:
1º.- Factores evolutivos y de domesticación:
La domesticación de los conejos (cunicultura industrial) es reciente (comenzó en el siglo XVI en algunos países de Europa, y no fue hasta el siglo XIX cuando la crianza de conejos en jaulas se extendió por toda Europa occidental [Lebas y col., 1997]) y, en consecuencia, los animales todavía muestran una escasa adaptación evolutiva a los sistemas de producción industrial (naves cerradas, altas densidades de animales, jaulas, intensificación de la producción).
Esta circunstancia conlleva una sensibilidad y excitabilidad extrema de los animales que se manifiesta mediante importantes alteraciones hormonales como respuesta a una “situación de alerta o de estrés”. En otras palabras, una de las principales reacciones de los conejos frente a cualquier enfermedad, independientemente de cuál sea la naturaleza de la misma, es la afectación intestinal que, en la mayoría de ocasiones, se manifiesta por la diarrea acompañada de signos clínicos y lesiones intestinales similares entre las distintas patologías digestivas. Para ello, un factor especialmente relevante es la descarga de adrenalina frente a cambios en su hábitat, pudiendo ser secreciones leves o masivas, en función del grado de alteración de su medio ambiente. Estas descargas de adrenalina provocan una disfunción en el sistema nervioso autónomo que altera su motilidad intestinal (peristaltismo) y la detención de la cecotrofia, así como la alcalinización del contenido cecal y, por lo tanto, una alteración en la flora.
Además, a diferencia de animales de otras especies que también son muy sensibles frente al estrés (ej.: cerdos, caballos), los conejos muestran los síntomas hasta 5-7 días después de la exposición a la alteración o situación de estrés que le provoca dichos síntomas (Lebas y col., 1997), dificultando más el diagnóstico y tratamiento de los procesos entéricos.
2º.- Factores anatómicos del sistema digestivo:
El sistema digestivo del conejo es especialmente peculiar y complejo en comparación con otras especies. Se caracteriza principalmente por la importancia del ciego y colon, cuya microbiota es de vital importancia para la digestión de los nutrientes, incrementándose todavía más gracias a la cecotrofia. Los diferentes tramos del sistema digestivo van sufriendo cambios a distintos ritmos para adaptarse al paso de una alimentación basada exclusivamente en leche a un alimento sólido, conforme el animal va creciendo.
Alrededor de las tres semanas de edad, las modificaciones de comportamiento alimentario de los gazapos son extraordinarias y muestra de ello es que empiezan a desarrollar la cecotrofia. Esto es posible porque en el momento en que los animales empiezan a consumir alimentos sólidos además de la leche materna, el ciego y colon empiezan a desarrollarse más rápidamente que el resto del cuerpo, manteniendo este ritmo de crecimiento hasta las siete semanas. Son precisamente animales en este intervalo de edad los que suelen verse más afectados por procesos entéricos.
A partir de las siete semanas de edad, el conjunto de órganos del tubo digestivo tiene un desarrollo más lento, en relación al peso global del conejo, y de modo especial en lo concerniente al colon, que siempre tiene un “retraso” de 2 semanas. Los conejos mayores de tres meses, con un sistema digestivo totalmente desarrollado y estable, no suelen presentar patologías digestivas.
3º.- Factores fisiológicos del sistema digestivo:
El pH del ciego también se ve afectado con la edad: pasa de 6,8 a los quince días de edad a 5,6 a los cincuenta días. Además, se producen variaciones en las enzimas digestivas. La actividad lipásica es responsabilidad de la lipasa gástrica durante las primeras semanas de vida, sobre todo durante las dos primeras, para ir perdiendo importancia posteriormente y ser sustituida completamente por la lipasa pancreática. De forma similar ocurre con la actividad proteolítica, en los conejos jóvenes tiene lugar en el estómago para pasar posteriormente a ciego y colon, además de recibir numerosas enzimas del páncreas. Por otro lado, la actividad amilásica es debida principalmente a la amilasa pancreática, que no alcanza niveles máximos hasta los cuarenta y dos días, independientemente del tipo de alimentación (de Blas y col., 2003).
Por otra parte, e independientemente de la edad del animal, ya hemos mencionado anteriormente que el aumento de pH está relacionado con la ralentización del ritmo intestinal derivado de una respuesta hormonal (adrenalina) a una “situación de alarma o estrés”, lo que altera el equilibrio de la flora intestinal y permite que algunas de las bacterias ordinarias en conejos sanos se multipliquen rápidamente y puedan resultar patológicas. Además, el hecho de que dejen de ingerir cecotrofos también modifica el ambiente intestinal, especialmente el equilibrio de los ácidos grasos volátiles.
4º.- Otras peculiaridades:
Además de estos factores, en la práctica cotidiana se produce una problemática digestiva que gravita en torno a una situación subclínica multifactorial, en la que la alimentación, la higiene y el estrés juegan un papel destacado.
Por todo esto, las patologías digestivas en las explotaciones cunícolas son: muy frecuentes, normalmente de etiología multifactorial y, por lo tanto, difíciles de diagnosticar y de tratar.
ABORDAJE DIAGNÓSTICO DE LAS PATOLOGÍAS DIGESTIVAS.
Pretendemos, pues, en este primer artículo, orientar el abordaje diagnóstico de las patologías digestivas provocadas por los agentes infecciosos que se suelen aislar en los casos de diarreas (Figura 1), pero siempre manteniendo la conciencia de que su poder patógeno no sería el mismo sin la intervención de los factores predisponentes y/o concomitantes anteriormente explicados.
Los diferentes agentes causantes de diarreas son capaces de provocar una gran variedad de cuadros patológicos, incluso un mismo origen etiológico puede generar diferentes presentaciones clínicas. No obstante, vamos a intentar enfocar el presente artículo desde un punto de vista práctico, centrándonos en el abordaje diagnóstico de las patologías digestivas. Para ello, puede resultar muy útil ser capaces de clasificar el cuadro clínico observado en una explotación, en uno de los siguientes tres grupos:
1.- ENTERITIS AGUDAS: Son procesos entéricos que suelen ser de etiología unifactorial. Es decir, suelen estar causados por alguno de los agentes específicos altamente patógenos, capaces de causar altos índices de mortalidad (>30%) en un corto periodo de tiempo, por lo que resulta necesario poner en marcha medidas drásticas para luchar contra estos procesos (Figura 2).
Ejemplos:
El ejemplo más evidente puede ser el de la colibacilosis, producida por cepas altamente patógenas de Escherichia coli. Existen distintos serotipos y biotipos con distinto grado de patogenicidad, pero las cepas altamente patógenas afectan a neonatos o a animales de destete causando mortalidades que pueden llegar a alcanzar una tasa del 50%. Otro ejemplo sería las criptosporidiosis, causadas por protozoos del género Cryptosporidium. No es habitual observar grandes infecciones por este agente, pero cuando ocurren suelen estar acompañadas de elevada mortalidad (hasta un 50%) entre los gazapos lactantes.
2.- ENTERITIS SUBAGUDAS: Son los cuadros entéricos más frecuentes en las explotaciones cunícolas, y la mayor parte de las veces se trata de procesos entéricos de etiología multifactorial (el 86% de las enteritis diagnosticadas en un estudio de 29 granjas fueron provocadas por 2 o más agentes patógenos. Peeters, 1987). Esto es, varios agentes actúan de forma sinérgica pudiendo producir cuadros de distinta gravedad: desde causar un menor crecimiento corporal, peor trasformación del pienso y aumento de las bajas, hasta alcanzar mortalidades máximas del 20%. Sin embargo, este tipo de enteritis también puede dar lugar a procesos crónicos, ya que la actuación sinérgica y continuada de varios agentes de patogenicidad baja o moderada puede provocar un aumento progresivo de la presión infectiva en la explotación, llegando a incrementar la tasa de mortalidad a lo largo de varios meses.
Ejemplos:
En la mayoría de las granjas los rotavirus y las cepas moderadamente patógenas de Escherichia coli y/o de Eimeria spp. son endémicos y pueden ser responsables de tasas de mortalidad moderada. Otro ejemplo es la interacción que se produce entre rotavirus y Escherichia coli. Los rotavirus son virus patógenos muy comunes en las granjas que, por sí solo, es capaz de causar una mortalidad limitada en épocas con un nivel alto de infección (bien sea por densidad de animales, ventilación insuficiente, etc); sin embargo, se debe de tener en cuenta que puede producir pérdidas mucho mayores cuando actúa como potenciador de la virulencia de una colibacilosis subclínica.
En ocasiones, los cuadros de enteritis subagudas pueden tener un origen unifactorial, relacionado, normalmente, con una disbiosis en la microflora normal del ciego (Figura 3). Puede ser inducida por el estrés, por un destete temprano, por antibióticos y posiblemente también por la alimentación. La disbiosis puede desencadenar una proliferación de Clostridium spiriforme, producción de toxina iota y mortalidad, que en ocasiones puede ser elevada. Las disbiosis pueden desencadenar también cuadros de colibacilosis.
3.- ENTERITIS CRÓNICAS: Suelen ser cuadros clínicos leves o subclínicos producidos por bajas tasas de infección de distintos agentes de moderada o baja patogenicidad (etiología multifactorial). Normalmente, lo único que se puede observar es un retraso leve del crecimiento y un empeoramiento de la conversión alimenticia, sin comprometer la salud de los animales ni la viabilidad de la explotación, pero sí su rentabilidad. No obstante, el aumento progresivo de la tasa de infección en la explotación, puede dar lugar a cuadros de enteritis agudas de etiología multifactorial.
Ejemplos: Bajas tasas de infección por criptosporidios, rotavirus o Eimeria spp.
A pesar de que existen grandes diferencias en cuanto al poder patógeno de los distintos agentes infecciosos, se ha observado cierta especificidad en el tipo de animales (en cuanto a edad) que se ven afectados. Este conocimiento, junto a los datos recopilados durante los años de desarrollo del sector de la cunicultura industrial, nos permite saber que existe un cierto predominio de agentes patógenos según los grupos de edad afectados en la explotación (Tabla 1), que pueden aparecer aislados (actuando como agentes altamente patógenos capaces de causar graves enteritis de etiología unifactorial), o actuando sinérgicamente (causando enteritis multifactoriales), lo cual facilita el diagnóstico y el tratamiento inicial antes de conocer los resultados del laboratorio a partir de las muestras tomadas.