Carne sintética o como fabricar carne en un laboratorio es uno de los temas que en la actualidad se están comentando en numerosos foros, sin embargo hay que aclarar muchas cosas al respecto.
Generalmente se alude a la «carne sintética» como una alternativa a la carne que obtenemos de los animales con su crianza y que se consigue mediante su crecimiento en laboratorios con una imagen de que supuestamente generan un bajo impacto medioambiental y que se encuentra en plena fase de desarrollo.
Esta carne sintética o cultivada se origina mediante la extracción de células madre extraídas de los animales de los que se quiere imitar la carne y que se las hace crecer en condiciones de laboratorio.
Baste decir que por el momento los casos expuestos en la prensa hablan de costes alrededor de 2.000 euros la hamburguesa, que de momento no son especialmente competitivas en el mercado.
Para hacer crecer estas células extraídas de los animales es necesario administrarles evidentemente nutrientes para que crezcan y simulen la musculatura que dará lugar a la carne comestible, utilizándose gran variedad de nutrientes, entre ellos sueros, grasas, vitaminas y aminoácidos, no siendo precisamente económico por el momento su producción.
Los defensores de este tipo de producto basan sus fundamentos en dos líneas, principalmente en que tienen un impacto medioambiental inferior a la producción cárnica tradicional y en aspectos de bienestar animal, ya que se eliminarían la crianza y sacrificio de los animales destinados a consumo humano evitando así el sufrimiento de los animales.
Sin embargo estas afirmaciones empiezan a ser puestas en duda ya que los últimos estudios científicos que se han publicado contradicen totalmente este punto de vista y precisamente apuntan a la producción sintética como mucho más contaminante que la carne de pollo y de cerdo, especialmente en la producción de gases de efecto invernadero.
La principal diferencia radica que mientras que en la producción cárnica tradicional es el gas metano el más producido, en la producción cárnica se genera CO2 en su casi totalidad, producto mucho más agresivo para el medio ambiente pues persiste durante cientos o incluso miles de años en la atmósfera.
Otro de los interrogantes que se plantean es la gran incógnita acerca de su seguridad e inocuidad para los consumidores. Estamos hablando de ingerir tejido cultivado que parte de células madre pluripotentes con capacidad tumoral. Casi nada, pues unas pocas palabras más y hasta da pánico.
No hay que obviar que además estas células pueden sufrir los ataques de bacterias y virus que pueden contraer riesgos para el consumidor. Esto plantea cuestiones importantes como la recogida de muestras, forma y frecuencia en que se deben realizar.
Actualmente no están autorizados su consumo en la UE ni en USA, sin embargo las presiones que los lobbies anticárnicos están ejerciendo para cambiar la normativa y conseguir su aprobación son muy fuertes y notorios.