Jordi, aunque joven, no es novato en el sector de la cunicultura. En 1952, su padre Josep Vila, comenzó con 3 conejas y poco a poco amplió hasta las 100 reproductoras en 1961. Por aquel entonces eran muchísimas y la venta de los animales se realizaba en vivo -¡Qué tiempos aquellos!- y los vendía casi íntegramente en el mercado semanal de Vic y Tona, una población muy cercana a Vic.
Sin duda fue una de las primeras granjas industriales que hubieron en la zona llegando a alcanzar las 200 reproductoras en poco tiempo, evidentemente todo era con monta natural. Para hacernos una idea hasta los años 93-94 una granja de 250 reproductoras se consideraba el tamaño “normal”.
La granja siguió con su lento crecimiento hasta que Jordi se incorporó en el 95, justo al acabar los estudios en la EFA (Escuela Familiar Agraria) Quintanas, y la explotación creció hasta 800 reproductoras. La EFA Quintanas tiene una larga tradición en la formación de nuevos ganaderos y son numerosos los cunicultores de la zona que estudiaron allí. Sin embargo, la concepción actual de la granja y su ubicación cerca de Vic hacen que sea totalmente imposible crecer limitando la granja a 450 conejas reproductoras.
Debido a esta situación de parálisis forzada, Jordi empezó hace unos años a buscar alternativas que aportasen valor añadido a la cunicultura y poder rentabilizar la explotación, escogiendo después de mucho buscar la opción de producir conejo ecológico y hacerlo viable económicamente.
Así nació la granja “Can Pillet”, en una población cercana a Vic pero suficientemente alejada para poder “cambiar el chip” con pocas conejas, unas 30 reproductoras, con vistas a realizar todas las pruebas y experiencias necesarias para desarrollar finalmente el proyecto definitivo. Además también influyó, en gran medida, poner una barrera sanitaria entre las granjas y cumplir las exigencias de control del CCPAE*.
Jordi escogió la cunicultura ecológica como alternativa ante un crecimiento difícil
Aunque no parece importante, el simple hecho de trasladar estas 30 conejas de una granja convencional a una ecológica, precisa de un periodo de conversión hasta que se pueden denominar como ecológicas, y esto no es tan sencillo.
Las 30 conejas son el núcleo para desarrollar la granja hasta las 200 conejas reproductoras que tienen ilusión de ampliar en breve. Este primer crecimiento será la prueba para que el proyecto sea realmente fiable, ya que 30 conejas parecen más un núcleo zoológico que no una instalación ganadera por la atención que les prestan, pero esto permite que el arranque se produzca sin problemas sanitarios remarcables.
Pero ¿por qué iniciar un proyecto como este? Jordi ya tenía información al respecto, pero finalmente el empuje y los ánimos de un conocido que no entendía que no hubiera más granjas ecológicas sabiendo que si había demanda. Sin embargo, al poco de empezar el proyecto sí que entendió porqué no era fácil encontrar granjas que produjeran conejo ecológico.
Nos confía “hay que cambiar radicalmente de chip, sobre todo en temas de manejo.” La observación y el control del bienestar es básico para saber el estado de los animales, y cuando aparece un factor de estrés los problemas se magnifican respecto a una granja estándar.
Para evitar el estrés por la visita de animales depredadores (no sólo los carnívoros silvestres, sino también los perros de fin de semana) y la presencia de plagas (ratones, ratas, etc.), la granja está vallada y anclada en el suelo. Otro detalle a tener en cuenta es el interminable dosier de protocolos a rellenar que justifica la producción ecológica, aunque muy similar a una granja convencional pero con muchos más controles para anotar.
Por ejemplo el control de alimentos que se administran es muy importante, así como limpieza, visitas, medicamentos…
En cuanto a medicamentos, en principio no se utilizan ningunos y, si por motivos de extrema urgencia fueran necesarios, simplemente se ha de comunicar al CCPAE, aunque como no la ha hecho nunca desconoce el procedimiento. Sólo utiliza vacunas contra la mixomatosis y enfermedad vírica hemorrágica, siempre bajo control veterinario. En su caso la recomendación veterinaria para la mixomatosis, es de vacunar cada 6 meses a todos los reproductores y para la vírica hemorrágica cada 4 meses .
Preguntamos cuáles son los principales problemas encontrados. Jordi destaca el pienso : “El pienso, el forraje y la paja deben proceder de cultivos ecológicos y eso, no es nada fácil de conseguir. “ Actualmente utiliza un pienso ecológico tipo único al que raciona diariamente junto con la paja y forraje que suministra a voluntad hasta dos veces al día si observa que los animales dan síntomas de estrés.
El problema principal de un pienso ecológico es su mínima oferta (prácticamente no existen fábricas que lo tengan en su portafolios de productos) y los bajos niveles de vitaminas y hierro que presentan por las limitaciones de materias primas disponibles, provocando problemas reproductivos importantes tanto de presentación de celo como de calidad espermática, obteniendo al principio demasiadas palpaciones negativas.
En estos momentos sólo hay dos granjas certificadas con conejo ecológico, por tanto aún tenemos que esperar muchos días para que los fabricantes pongan su interés. La solución la hemos de buscar nosotros añadiendo alimentos además del pienso. Estamos planteándonos embalar los cereales con la espiga incluida por ejemplo.
Otro foco de sorpresas han sido las instalaciones y el manejo. ¡Me pensaba que conocía a los conejos!. Después de ver como una coneja saltaba una reja de 1,4 metros de altura sin ningún problema para reunirse con sus recién destetados gazapos o la habilidad excavadora de una coneja a punto de parir empezó a tener serias dudas.
En principio la nave es una antigua granja de cerdos de engorde a la que se han dotado de numerosas salidas al exterior. Tanto la limpieza como la alimentación es manual para poder observar detenidamente a los animales, así como la ventilación que se realiza mediante ventanas. El techo está aislado para evitar temperaturas extremas en verano y invierno.
El manejo viene condicionado por la normativa que obliga a realizarse a los 30 días postparto con un salto visto y una hora en la jaula del macho. Este ritmo viene recompensado por las pocas bajas que se encuentran en engorde, aunque la cubrición es un auténtico quebradero de cabeza (alguien se acuerda de monta natural a 30 días y sin PMSG).
El destete lo realizan también tardío, entre los 45 – 50 días de vida y los animales están en el engorde hasta los 90 días de vida alcanzando pesos de 2,6kg con los riesgos de peleas en algunos lotes entre los machos por marcar territorio.
¿Es fácil abrir una nueva explotación ecológica?
Jordi señala sobre todo a la burocracia, el tiempo de espera para la resolución de los expedientes por parte del ayuntamiento, oficinas centrales de ganadería (DAMM en este caso) y el desconocimiento general de la producción cunícola ecológica de ellos y del CCPAE alcanzan situaciones desesperantes para una persona que sólo quiere empezar un proyecto nuevo y ponerse manos a la obra.
A simple vista parecería más lógico que fuera el mismo CCPAE que comunicara los requisitos mínimos para la producción ecológica. También recalca la gran injusticia que existe pues en la DUN2014 el conejo es con toda probabilidad la única especie que no puede recibir ayudas en el apartado de ecológicos y tampoco hay líneas de ayudas para este tipo de proyectos.
Para Jordi, el sector cunícola está atravesando un desierto donde los oasis solo tienen el agua suficiente para que bebas y puedas continuar sin morirte de sed. El futuro tiene dos caminos, o nos industrializamos o volvemos a la esencia de los inicios y revalorizamos lo que comemos.