Bienestar

Etología: cómo mejorar la producción cunícola

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Hay un hecho conocido por todos y que nos preocupa. Debemos mejorar los resultados productivos en todo aquello a lo que nos dediquemos si queremos que nos aumenten los ingresos económicos, ya que ambos van unidos punto por punto.

Por tanto, y debido a la alta competitividad del subsector de la producción cunícola, es un hecho a tener muy presente. Lo mismo en las demás especies animales que conforman el sector ganadero-cárnico. ¡En todas!

Una forma para mejorar los resultados en cunicultura, y, creo, la más importante, es conseguir que los conejos produzcan más. Y solo pueden producir al máximo, dentro de sus posibilidades, si a los conejos se les mantiene con el mínimo stress, o en ausencia de el si ello fuese factible.

¡Y EL STRESS ESTÁ DIRECTÍSIMAMENTE RELACIONADO CON LA ETOLOGÍA !

Podemos definir “Etología” como la ciencia que estudia el comportamiento y relación de los animales con su entorno. Por lo tanto, está relacionada con todo lo que no sea el propio animal.

Dentro del entorno están:

Sus propios congéneres
El espacio
La alimentación
La calidad del habitáculo
Los riesgos de padecer enfermedades
En estado silvestre están además los animales, muchos de los cuales son especies depredadoras del conejo, y también el lugar y el ambiente (su hábitat), la alimentación, las agresiones patológicas, etc.

Cuando los conejos de monte (Oryctolagus cuniculus), la misma [registrados] especie que los domésticos, están en forma silvestre, tienen una serie de “preocupaciones” etológicas muy importantes, como es la relación con los miembros de su sociedad, al ser animales eminentemente gregarios.

Tienen, por ejemplo, algo tan importante como el buscar pareja y procrear. También la conducta de evitar a los depredadores o sobrevivir sin ser comido, o incluso la problemática diaria de buscarse la comida durante todo el año.

Hechos vitales necesarios e imprescindibles en todo ser vivo, como son también el sobrellevar las diversas enfermedades y parasitismos que afectan a todo animal silvestre. Muchas de estas actividades son a vida o muerte.

Los conejos “en libertad” tienen grandes reacciones ante los avatares del medio ecológico en que viven. Myers ha demostrado las grandes diferencias de peso de las glándulas adrenales de conejos, según los niveles de agresión o stress que padecen.

Los conejos que tenemos domésticos, que no sabría si debemos considerarlos como tales, ya que no sufren de las preocupaciones anteriores, tienen otras como:

La reducción de su espacio de suelo y vital.

Nuestras exigencias para mayores producciones.

Estar sujetos a un manejo que sigue los criterios y decisiones del “cunicultor”.

Las hembras son transportadas para que reciban al macho, o bien reciben un acto sexual de artificio con la pipeta de I.A. y, algunas, no abandonan ni pierden completamente sus instintos etológicos ancestrales.

Algo que conviene que respeten los cunicultores, y respetemos todos.

Y, al contrario de lo supuesto, el stress en los conejos domésticos puede ser mayor que en los silvestres, pero tienen la pequeña ventaja de que, mediante selección genética, se ha mejorado el inconveniente de la presión del manejo, que ¡es diaria!

El eminente profesor y pionero de la Etología Dr. Carlos de Cuenca, ya en los años 70, en clase de Producciones Animales, englobaba a la Etología y al Manejo dentro de un todo.

Señalaba que existe una importantísima correlación entre este instinto y cómo debemos manejarlo, para obtener la máxima producción y, a la vez, el máximo confort para los conejos. Son dos factores que están ligados completamente, y siempre debieran estudiarse conjuntamente para conseguir una mejora.

En Biología podemos señalar como CONFORT, o bienestar, al estado “normal” o productivo de cualquier animal, y denominar como un estado de STRESS a todo lo contrario. ¡¡Así lo recordaremos mejor!!

En situación de stress aumenta la actividad de las glándulas pituitaria y adrenales, y presentan cambios de comportamiento. Consiguiendo con ello que reduzcan su rendimiento fisiológico, y produzcan menos.

Todo lo anterior ya nos indica la importancia que representa el manejo correcto para mantenerlos dentro de un estado etológico positivo.

ESTE RAZONAMIENTO PODEMOS USARLO CON UN DOBLE OBJETIVO

Para contrarrestar los excesos de “idealismo” en ciertos grupos ecologistas, o los de “animal welfare”, que luchan por todo lo contrario, aunque ellos opinen que tienen la razón (razón antropomórfica, suponiendo que los animales necesitan los mismos requerimientos que los humanos).

Nos interesa argumentarlo, ya que la mejor forma de conocer el confort de un animal es observando su producción. Si hay mayores producciones se debe a que están mejor, ¡Lógico!

No es válida, por tanto, la argumentación aducida por estos grupos, por ejemplo, de suponer que los conejos se “sienten” tristes por estar enjaulados, o que les gustaría crecer al aire libre, tomar el sol, y correr por el campo… ¡¡Que no es!!

Para argumentar que el deseo (u obligación) de tender hacia las grandes operaciones cunícolas, con mentalidad solo industrial, casi robotista, pueda hacer retroceder el sentimiento animalista, y con ello descuidar pequeños detalles, en apariencia, pueden ser el impedimento a alcanzar los altos objetivos que estamos imponiendo.

Es absolutamente necesario, a pesar de los comentarios anteriores, que todo el manejo y los cuidados que demos a los conejos sean siempre para un óptimo bienestar de los mismos. Objetivo que ya es, o debiera ser, común en todos los cunicultores, ya que los conejos que padecen stress producen menos…. ¡¡Así de sencillo!!

Graham Perry dijo a los denominados “animalistas” que: tiene más ética cristiana, por la mucha necesidad existente, el producir alimento, abrigo, u otros servicios a la humanidad, que el idealizar exageradamente el bienestar de los animales, suponiendo que tienen sentimientos humanos, de los que no disponen.

Lo que sí es cierto, es que el conejo es uno de los animales más sensibles al stress, o al desequilibrio etológico, de entre todos los domésticos, por su gregarismo y su territorialismo, su reciente domesticación, sus grandes carreras, su vida en baja intensidad de luz, y sin cambios bruscos de humedad relativa, su facilidad para descargas adrenalínicas, etc.

Conviene, por tanto, adecuar el medio y el manejo a sus necesidades, a sus instintos etológicos y a su confort.

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