20/06/2014
Manejo

Calefacción en cunicultura

Escrito por Xavi Mora

La calefacción es uno de los equipamientos menos frecuentes en las granjas cunícolas y por el contrario uno de los que más rápido se amortiza ya que disminuye significativamente los costes de alimentación en épocas frías y aumenta el confort de los animales, disminuyendo los problemas sanitarios

El objetivo de la calefacción en instalaciones cunícolas no es otro que el de proporcionar el calor necesario a la instalación para mantener la temperatura deseada en su interior cuando ésta se ve disminuida en invierno básicamente, momento en el cual el balance térmico es negativo. Es decir, se nos pierde temperatura en el local.

 ¿Cuando es deseable aportar temperatura suplementaria en la instalación?

  • En Invierno, cuando la temperatura exterior es baja y tenemos pérdida neta de calor en la nave.
  • Cuando no tenemos el suficiente número de animales en el local que genera la temperatura necesaria durante la noche o en días lluviosos o frescos durante el año.
  • Alrededor del parto, para asegurar el confort de las reproductoras y de los gazapos recién nacidos.
  • En destetes a naves frías o con cambio de tiempo, para evitar estrés y repercusiones digestivas posteriores.

Cuando la temperatura ambiental disminuye por debajo de los 18ºC el consumo de pienso empieza a aumentar debido a la necesidad del organismo de regular la temperatura. Este aumento de consumo de pienso puede llegar fácilmente al 50% más de los que comería en condiciones ambientales adecuadas, revirtiendo en un coste alimenticio muy importante.

Hay que tener en cuenta que la energía calorífica generada a base de pienso para mantener el organismo en la temperatura adecuada es la más cara de todas las fuentes de calor, además de generar riesgos de desorden digestivo por el volumen de comida extra ingerida, con el crecimiento de flora patógena y la mortalidad asociada.

A menudo se comenta que así los animales crecen más rápido, pero el riesgo sanitario es demasiado elevado y frecuentemente encontramos un aumento de saldos al momento de la venta.

Para mantener los costes alimenticios en su lugar hay que diseñar sistemas de aporte calórico por un lado y sistemas que eviten la fuga de calor por otro.

Hay un recurso muy utilizado, la disminución de la ventilación. Si se realiza adecuadamente no hay inconveniente, consiguiendo disminuir la evacuación de calor por el extractor o por las ventanas. Sin embargo, tanto en casos de ventilación estática por ventanas como por extractores, si no vigilamos lo que conseguiremos es enrarecer el ambiente donde están ubicados los animales y generaremos un aumento de gases nocivos.

No se puede cerrar totalmente las ventanas, siempre hay que jugar con una entrada mínima cuando nuestra instalación se ventila exclusivamente por las ventanas. Del mismo modo siempre tendremos que tener los ventiladores trabajando a un mínimo en ventilación tipo túnel que permite la renovación adecuada del aire. En caso contrario aumentan significativamente los problemas respiratorios tanto en maternidad como cebo siendo de difícil solución.

Por tanto la ventilación tiene que adecuarse a la necesidad de confort de los animales, teniendo que trabajar con aportes de calor extras para conseguir la temperatura idónea para los conejos.

Pero, ¿Cual es la temperatura idónea en cunicultura?.

 Difícil de contestar, pues hay varias opiniones. En general se acepta que temperaturas alrededor de 20ºC son las adecuadas, con un intervalo que rondaría hasta los 18ºC de temperatura mínima en cebos. Como el coste energético de subir la temperatura desde los 18ºC a los 20 ºC puede ser elevado si la granja no está bien acondicionada, se acostumbra recomendar los 18ºC en cebo y maternidad excepto alrededor del parto que se recomienda alcanzar los 21ºC.

No deja de ser una pequeña pérdida de rendimiento, pues ya aumenta ligeramente el consumo de pienso y a menudo simplemente con un buen aislamiento ya conseguimos el propósito con un bajo coste. Usualmente lo difícil no es alcanzar la temperatura deseada, sino mantenerla por las pérdidas.

¿Como puedo evitar las pérdidas de temperatura?

El grado de aislamiento y el consumo de calefacción están directamente relacionados. Las pérdidas de temperatura más importantes se dan por el techo, que tiene que disponer de aislamiento (inyectado de poliuretano, panel sándwich, doble cámara, etc). Cuanta mejor calidad pongamos menor será las pérdidas de temperatura y sirve no sólo para evitar pérdidas de calor, sino también para evitar la entrada de calor en verano, por tanto será una inversión con doble beneficio.

Las paredes, aunque en menor grado, también deben aislarse, aunque no hace falta que sean del mismo grosor de aislamiento que el techo. A menos que tengamos nieve o vientos fríos de forma frecuente en invierno, que entonces debemos instalar un buen aislamiento. Hay que valorar la ubicación para determinar el coste de aislamiento que colocaremos. Si las temperaturas no descienden demasiado el coste del aislamiento podría ser más económico que en clima muy frío.

Otros métodos para evitar pérdidas de calor es la instalación de mantas o techos falsos. Son frecuentes en otras producciones como porcinos, donde se extiende un falso de techo de un papel especial por encima de los animales a unos 2-2,5 metros de altura, creando un compartimiento nuevo con menos volumen de aire y que el coste de calentarlo es por tanto muy inferior. Este falso techo se instala para unos 3-4 meses y posteriormente se retira. El coste es relativamente económico y fácil de instalar, aportando una disminución significativa del consumo energético.

Otro sistema que se está instalando a muy buen ritmo en avicultura (las temperaturas a obtener en la instalación son muy elevadas respecto a conejos) son los intercambiadores de calor. En ellos el aire que se expulsa de la nave calienta el aire que entra en la nave. El rendimiento de estos sistemas son muy elevados, pero en instalaciones más frías como son las de cunicultura no obtendríamos todo el rendimiento esperado, aun así es un sistema que aporta temperatura y, sobretodo, seca el aire exterior que entra, teniendo un ambiente menos húmedo en invierno y por tanto más confortable.

En ambientes muy fríos como el norte de Francia nos encontramos con entradas de aire de recorrido largo, donde obligan al aire que entra nuevo a recorrer unos conductos antes de entrar en el interior. Durante su paso por los conductos el aire va perdiendo frío y humedad. Este sistema no es un diseño adecuado para nuestro país.

El aporte de calor se puede realizar mediante calefacción por radiación o convección.

Calefacción por radiación.

Son sistemas adaptados de avicultura que a pesar del éxito inicial, actualmente está en claro desuso. Son las clásicas pantallas de gas o tubos infrarrojos, que aportaban calor de forma local. Al ser un sistema que radia calor, los animales que estaban ubicados debajo recibían demasiado calor y los alejados muy poco, habiendo grandes fluctuaciones de temperatura. A pesar de los intentos de mejorar el diseño con pantallas que distribuían mejor el calor el sistema ya  prácticamente no se usa.

Calefacción por convección.

Es el sistema más utilizado en cunicultura, dependiendo de la disponibilidad el agente energético utilizado. Los aerotermos, ya sean de gas, gasoil o eléctricos, son muy frecuentes por su tamaño y versatilidad, así como su mantenimiento y facilidad de instalación, pudiéndose desinstalar cuando no son necesarios. Normalmente utilizan aire del interior de la nave y se instalan en el interior, distribuidos uniformemente. En algunos diseños se instalan en   la entrada de aire (naves con ventilación tipo túnel) calentando aire exterior y eliminado al exterior los gases de combustión generados.

En muy pocos casos se utilizan radiadores en las entradas de aire y la instalación de tubos delta, que inició su andadura con muchas perspectivas, tampoco se han instalado de forma general.

La utilización de calderas de carbón o, más actualmente de biomasa, como fuente energética está muy sujeta a la ubicación de la instalación y la posibilidad de entrar el subproducto adecuado. A pesar de ser ligeramente más económicos los costes de calefacción anual, no siempre son el sistema elegido, ya que precisan de más mantenimiento y atención que los de gas o gasoil.

LOS AEROTERMOS  -YA SEAN DE GAS, GASOIL O ELÉCTRICOS- SON MUY FRECUENTES POR SU TAMAÑO Y VERSATILIDAD, ASÍ COMO POR SU MANTENIMIENTO Y FACILIDAD DE INSTALACIÓN. 

 

Acerca del autor

Osmayra Cabrera

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