Sin duda uno de los temas de mayor trascedencia para los años venideros en veterinaria, y en el caso de la cunicultura, un caballo de batalla para los próximos meses. Muy a menudo lo llamamos desmedicalización u otros términos con mayor o menor virtud lingüística, pero en definitiva el concepto final es que debemos disminuir los medicamentos en nuestras granjas.
La necesidad de reducir la medicación no es difícil de comprender, ya que todos los consumidores, incluidos nosotros, queremos comer con confianza los productos que nos sirven en la mesa y si puede ser, con los mínimos tratamientos posibles. Esto no quiere decir que un tratamiento medicamentoso repercuta en una pérdida de calidad de la carne a consumir o que genere resistencias bacterianas o cualquier otra confabulación periodística, sino que simplemente estamos en una sociedad de bienestar, en la que el consumismo impera y el miedo a morir pone de manifiesto una serie de estigmas, de modo que los tratamientos medicamentosos no gozan precisamente de una gran benevolencia. No nos rasguemos las vestiduras, pues existe una gran influencia ejercida por el colectivo de medicina humana, en la que no goza precisamente de gran prestigio este aspecto.
Hasta ahora nos vendían la moto de que debíamos reducir el número de antibióticos en el pienso, pero esto no es realmente lo que la UE está demandando.
La UE no pone trabas a medicar cuando es necesario, incluso si está justificado, con varios antibióticos simultáneamente, pero lo que no acepta, es que administremos antibióticos sin que la explotación cunícola (o ganadera en general) tenga una patología que lo precise.
«Uso racional», es decir, utilizar tratamientos medicamentosos cuando sean necesarios y únicamente cuando lo sean. Del mismo modo, aunque no está explícito, se tiende hacia el aumento de medidas activas de bioseguridad de tal forma que las técnicas de prevención se fundamenten en medidas no medicamentosas.
En este ámbito, la UE ya hace unos años que está realizando una labor de recogida de datos y sugerencias a los estados miembros -cuidado, que en otros países como USA ya hay grandes cadenas muy famosas de fast food que han declarado una fecha límite a partir de la cual no consumirán carne que haya sido tratado con antibióticos- para la disminución del uso en la ganadería y, aunque nadie lo comenta, también en animales de compañía.
Hasta ahora España figuraba en un lugar encumbrado, entre los tres países que más mg de antibiótico por tonelada de carne producida utilizaba, solo superado por Chipre y con un nivel parecido a Italia, Portugal (situados justo por debajo nuestro) y Hungría (un poco más alejado). Una clasificación no precisamente honrosa, sin embargo hay que saber apreciar los hechos y mirarlos por donde nos interese: Si estamos entre los mas altos, disminuir debe ser más fácil y aunque porcentualmente la disminución sea inferior siempre podemos argumentar que el punto de partida era muy alto y que el esfuerzo que se hace es importante.
Así. La disminución del uso de antibióticos que propone la UE podría cumplirse con una gran y relativa facilidad, al menos de forma visual, y podríamos cerrar el expediente con un periodo más largo de tiempo con excusas varias y totalmente políticas. De eso se encargan nuestros políticos, que ya están acostumbrados a inventarse excusas ante la UE por motivos mucho más serios que este.
Pero…. curiosidades de la vida. Parece que ese segundo puesto como mayor consumidor de antibióticos no satisfizo al sector y éste se sintió ultrajado hasta el punto de apostar por una decidida campaña, y como no podía ser de otra forma, hemos conseguido arrebatarle el liderazgo a Chipre, siendo actualmente el país que más antibióticos consume por kg de carne producida, 418.8 mg/PCU, superando a Chipre con gran ventaja (391.5mg/PCU) y dejando a Italia, que ha tenido la valentía de disminuir su consumo de antibióticos, desbancada (359mg/PCU) .
Nos hemos puesto en evidencia, y esto es lo peor que puede pasar. Si disminuimos, poco pero algo, siempre podemos inventar justificaciones, pero si aumentamos, lo que hacemos es poner en ridículo al Ministerio correspondiente y que este se vea obligado a tomar medidas, y siempre que ocurre esto las medidas suelen ser drásticas, pasando del todo a nada en cuestión de poco espacio de tiempo.
¿Realmente que piden en la UE?.
Uso racional de antibióticos y que esto se visualice en un descenso, que quizás siendo optimistas pueda cuantificarse en un 10% anual en los primeros años.
¿Es el sector de la cunicultura un gran consumidor de antibióticos?
Bueno cada uno puede valorar su caso en concreto, pero en general la tendencia es a tener un consumo superior a la media, aunque cuantitativamente sea inferior al consumo de porcino, avicultura, acuicultura, etc.
Por ello debemos empezar a plantearnos en serio la situación. Entre lo que nos debemos plantear es el gran uso de piensos medicados preventivos, siendo necesario desviarse forzosamente de la medicación vía agua hacia tratamientos terapéuticos, que están mucho mejor vistos, y sin duda disminuirá el uso global.
Es una simple cuestión de números, hay que decidir reducir el uso de antibióticos, ya que sino nos lo impondrán mediante un Real Decreto, lo que nos dejará totalmente desamparados.
Si disminuimos, cada año tendremos tiempo para buscar alternativas prácticas para llevar a cabo el cambio de estrategia productiva, sin que tengamos mayores problemas sanitarios, pero esto solo ocurrirá si nosotros controlamos el tiempo, de lo contrario será un sálvese quien pueda.
Las decisiones a tomar son fáciles, pero complican el día a día con cambios en el manejo, sin embargo, ¿hay otros caminos?
Más información:
http://www.ema.europa.eu/docs/en_GB/document_library/Report/2016/10/WC500214217.pdf
https://www.aemps.gob.es/publicaciones/publica/plan-estrategico-antibioticos/v2/docs/plan-estrategico-antimicrobianos-AEMPS.pdf
http://ec.europa.eu/health//sites/health/files/antimicrobial_resistance/docs/2015_prudent_use_guidelines_es.pdf
