¿Cómo se puede prevenir la mixomatosis en nuestras granjas?
La mixomatosis es una de las principales enfermedades víricas que afecta a la cunicultura. Pese a llevar más de 50 años en nuestro territorio, sigue causando unas grandes pérdidas económicas. Además, se continúan reportando casos en conejos silvestres e incluso en liebres.
Por ello, es importante vacunar correctamente a las conejas para inducir una inmunización activa frente a la mixomatosis, haciéndoles más inmunocompetentes cuando entran en contacto con el virus. Sin embargo, la prevención no se basa únicamente en vacunar, sino que es necesario complementarlo con buenas medidas de bioseguridad.
Dichas medidas deben ir alineadas en evitar, reducir y/o eliminar el virus dentro de la explotación. Para ello, necesitamos conocer las vías de transmisión del virus, que están correlacionadas en cómo actúa y donde se replica dentro del animal.
La primera replicación del virus de la mixomatosis se origina en el punto de inoculación primario, induciendo una inflamación primaria leve.
A través de la infección de células dendríticas y la posterior circulación por el sistema linfático y vascular, el virus de la mixomatosis consigue propagarse por diferentes órganos secundarios: hígado, bazo, pulmón, otros linfonodos, testículos, localizaciones mucocutáneas como nariz y conjuntiva, y epidermis.
En dichas localizaciones, la replicación viral es aún más efectiva, por lo que aparecen nuevos mixomas caracterizados por tener altos títulos virales. De este modo, cuando los vectores artrópodos pican en dichas áreas, se vuelven altamente infectivos y consiguen propagar el virus a nuevos animales.
En un estudio publicado recientemente, se demostró que, en granjas cunícolas infectadas con mixomatosis, se detectaba el virus en la ropa y calzado de los empleados, en las jaulas, suelos, ventanas, etc.
Dichos resultados sugieren que es necesario establecer unos programas de limpieza y desinfección en las diferentes áreas de la granja para prevenir, reducir y/o eliminar el virus de la explotación.
Teniendo en cuenta todo lo descrito con anterioridad, deberíamos prestar atención a:
- Control de insectos hematófagos, ya sea por la instalación de barreras físicas, trampas o tiras pegajosas, como por la aplicación de insecticidas.
- Identificar y aislar todos aquellos animales que estén infectados para evitar la transmisión del virus a conejos sanos y reducir la carga viral de la granja.
- Utilizar semen procedente de machos sanos y establecer controles periódicos para asegurar que no están infectados.
- Eliminación rápida de cadáveres en contenedores cerrados y fuera de la granja.
- Establecer un programa de limpieza y desinfección de la granja, teniendo en cuenta que primero deberemos realizar una limpieza inicial en seco retirando todos los restos orgánicos visibles. Posteriormente un prelavado con agua a presión y, si es posible, caliente. Finalmente, el lavado y desinfección con productos indicados para los conejos. Algunos de los puntos que debería incluir el programa son:
- Limpieza de todas las superficies.
- Limpieza de bebederos, comederos, jaulas, tuberías, etc.
- Limpieza y desinfección de todo el material utilizado en la granja.
- Habilitar una zona de la explotación como vestuario para que los trabajadores puedan asearse y cambiarse la ropa por una de trabajo que se lavará periódicamente.
- No compartir material con el de otras explotaciones.
Aplicar unas buenas medidas de bioseguridad ayudarán a optimizar la vacunación y a evitar y/o reducir la carga viral presente en la explotación.
En cualquier caso, se recomienda consultar con un profesional veterinario que podrá adoptar las medidas que mejor se adecúen a las necesidades específicas de cada explotación.