En un mercado tan maduro como es el mercado cárnico en el que estamos inmersos, la capacidad de diferenciarnos de los demás empieza a ser en algunos casos una necesidad.
Esta diferenciación debe ser capaz de hacernos sobresalir o resaltar nuestro producto entre la competencia y aportar un elemento comercialmente distintivo que posicione nuestro producto en el mercado y que lo diferencie del resto.
Seguramente, la primera impresión que estamos recibiendo es negativa: ¡si todos comercializamos conejos! ¿cómo lo vamos a diferenciar?