Patología

¿Qué entendemos por salud intestinal en el sector cunícola?

salud intestinal
Escrito por Oriol

El concepto de salud intestinal en estos momentos tiene un uso muy general en amplios foros técnicos y cada vez revierte en un mayor interés para comprender la presencia de desequilibrios que conduzcan o posibiliten la presencia de la aparición de bacterias patógenas en producción animal y por tanto en cunicultura.

Sin embargo, sigue siendo un concepto difícil de definir en nutrición animal y ello conlleva que siempre esté sujeta a las consideraciones que cada uno particularmente crea convenientes para poder evaluar su eficacia a nivel de campo o su efecto sobre los animales que tenemos en una granja.

Hay grandes definiciones que intentan encontrar un equilibrio entre la situación de la microbiota (flora bacteriana intestinal) y el bienestar animal o las funciones digestivas o inmunitarias.

En general y dejando de lado las definiciones, la salud intestinal tiene una gran importancia en la producción por el equilibrio que todos los componentes del organismo tienen entre ellos y que delimitan el comportamiento o las debilidades que se puedan presentar.

Microbiota

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Los componentes de la microbiota, sin necesidad de ser patógenos, son fundamentales en el funcionamiento del organismo, ya sea del conejo, pollo, león o ser humano.

Su equilibrio y distribución pueden generarse alteraciones del comportamiento o dolencias inaparentes que predisponen a sufrir más marcadamente el estrés o procesos poco definidos.

Un ejemplo de ello es que actualmente en humanos se está relacionando algunas migrañas matinales con un desequilibrio de la flora microbiana del intestino humano, así como determinadas enfermedades autoinmunes.

Por tanto, ya no únicamente nos debemos referir a que una buena salud intestinal corresponde a la ausencia de agentes patógenos, sino a que las funciones propias de los intestinos se realizan con la máxima eficacia y sin alterar el organismo en general en sus funciones básicas.

Funciones propias de los intestinos

  • Digestiones adecuadas.
  • Absorción de los nutrientes.
  • Desarrollo de la inmunidad eficaz.
  • Mantener la barrera gastrointestinal funcionalmente adecuada.
  • No alterar la salud del animal (hígado, riñones por ejemplo).
  • No alterar al animal (estados hiperestresados o de nerviosismo continuos) entre otros.

Sin duda los alimentos suministrados tienen un papel preponderante en el desarrollo de la microbiota que los animales tendrán en su tubo digestivo.

La adaptación de la microbiota a los nutrientes suministrados es imprescindible y esta se debe amoldar a los recursos que obtiene de la dieta.

La comparación la obtenemos muy fácilmente con los humanos, donde las diferentes costumbres marcan la estabilidad intestinal, produciéndose alteraciones cuando viajamos a otras zonas donde los alimentos se condimentan, cocinan o simplemente son totalmente diferentes de los que estamos acostumbrados.

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Agua

No hay que olvidar que el agua también forma parte de esta alimentación y que por tanto su importancia es vital en la salud intestinal, pues habitualmente se ingiere el doble de cantidad de agua que alimento en los animales de granja.

Por cada kg de pienso suministrado a un animal, este ha necesitado beber 2l de agua. Siendo un poco maquiavélicos podemos incluso asegurar que la importancia del agua es del doble que la del pienso cuando queremos hablar de salud intestinal, aunque esto es un poco exagerado.

La calidad del agua, ya sea por su dureza (nivel de calcio en agua), pH, presencia de determinados minerales, etc afectará en mayor o menor medida a los esfuerzos que tanto el estómago como el páncreas necesitaran para normalizar el contenido gastrointestinal con una eficacia siempre relativa según las necesidades de cada animal con sus posibles consecuencias, pues el crecimiento y desarrollo de determinadas bacterias vienen muy influenciadas precisamente por las cualidades de este contenido gastrointestinal.

Un ejemplo frecuente en problemáticas asociadas al agua se da en aguas salinas o en aguas con niveles altos de hierro.

Tanto en uno como en otro son mucho más frecuentes los procesos digestivos en los conejos y por tanto la alteración de la salud intestinal, aunque uno lo sea por la inmunodepresión que se genera localmente en el aparato digestivo (hierro) y en el otro caso por el exceso de trabajo en hígado y riñones que alteran la función digestiva y secretora (exceso de sal en el agua de bebida).

En la naturaleza esta salud intestinal siempre está sujeta a la evolución de la microbiota según la presencia de determinados alimentos durante el año, pues no siempre el conejo encuentra los mismos alimentos en todo momento, pero generalmente los cambios son graduales y la microbiota va adaptándose a los nuevos nutrientes manteniendo una estabilidad o equilibrio en la función gastrointestinal.

salud intestinalEn nuestro caso, en los animales que tenemos en las granjas, este equilibrio depende siempre de factores externos (piensos) del que tenemos poca influencia y la entrada de animales foráneos (genética) del que aún menos influencia tenemos.

En ambos casos podemos tomar medidas importantes para asegurar de una forma relativamente eficaz y positiva la afectación sea nula (compra de animales de 1 día de vida, seguir programas nutricionales recomendados y de confianza).

Además, encontramos cada vez más evidencias que el uso de aditivos o suplementos nutricionales o funcionales adecuados, permiten mantener o mejorar a los animales tanto en su bienestar físico como en la salud intestinal dando apoyo al sistema inmunitario y modulando las respuestas inflamatorias del aparato digestivo que identifican problemas puntuales de deficiencias en el equilibrio y por tanto la salud intestinal.

El estudio de la alimentación puntualmente para cada granja así como mejoras en el manejo y sobre todo en las instalaciones tienen una repercusión muy importante.

Véase por ejemplo la eficacia ante determinadas técnicas de cambios en manejo como son el ritmo reproductivo, donde la flora cecal del conejo al estar sometida a un estrés productivo inferior tiene una mayor capacidad de mantener un cierto equilibrio sobre procesos enteropatógenos que cursan con disbiosis disminuyendo su afectación y sobre todo en la gravedad del curso del proceso patógeno.

Una de las más graves consecuencias que estamos sufriendo en este momento en la cunicultura es el uso de antimicrobianos o, mejor dicho, el abuso de antimicrobianos que se realizó en el pasado.

Este mal uso, principalmente en las décadas de los 80 y de los 90, en los que se usó de manera indiscriminada y con un desconocimiento total ciertos promotores de crecimiento con capacidad antimicrobiana incorporados en los piensos o incluso en el agua, prácticamente siempre con desconocimiento al principio por parte de los propios cunicultores que en gran medida se enteraron de esta práctica por las consecuencias de su retirada en las granjas.

Esta práctica que en su momento llegó a considerarse como una medida efectiva para poder producir de forma económica y incluso poder paliar el hambre a nivel mundial por su eficacia productiva.

Con el tiempo se ha observado que protagonizó cambios fundamentales en la microbiota de los animales que alteraron el equilibrio y por tanto la salud intestinal, ya que inmediatamente las bacterias con capacidad patógena o con crecimientos descontrolados por la microbiota presente y que no disponía del mecanismo regulador antimicrobiano externo, protagonizaron los peores episodios de procesos entéricos que jamás se habían visto en cunicultura concretamente, lo que se tradujo en un aumento del uso de antimicrobianos, que nunca de forma consciente se había realizado, para poder controlar estos desequilibrios.

salud intestinalEs evidente para todos que en estos momentos el uso de antimicrobianos de forma continuada no es una medida ni rentable ni viable, por lo que la oposición al uso de los antimicrobianos se está centrando precisamente en el aumento de la salud intestinal mediante estos aditivos que no siempre son necesarios los mismos en cada granja.

Pienso

La formulación de la ración tiene un papel central en el diseño de la salud intestinal en estos momentos y las propiedades funcionales de estos aditivos funcionales dependerán en gran medida de cada diseño concreto.

salud intestinalBásicamente podemos observar que la mejora de la funcionalidad gastrointestinal viene acompañada de una mejor digestión y absorción y de hecho la proliferación de patógenos conduce a un aumento de las respuestas defensivas con su correspondiente disminución de la eficiencia digestiva.

La malabsorción que se observa en los procesos digestivos habitualmente se asocia al aumento de la velocidad de paso del contenido digestivo ya que los nutrientes circulan menos tiempo y por tanto la capacidad de digestión se altera.

Personalmente y referenciándome en el conejo, yo considero que esta malabsorción es una consecuencia básica de la pérdida de la integridad y función de la propia barrera gastrointestinal ante la actuación del patógeno más que en el propio proceso de aumento de velocidad de tránsito.

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A menudo se asocia la microbiota como una relación de huésped-parásito con el organismo en el que habita, pues este le aporta los nutrientes y ellos contribuyen a la digestión y absorción óptimos de los nutrientes, así como a la regulación del metabolismo, prevención de infecciones y la regulación del sistema inmunitario.

Por ello es muy atractivo el poder presentar una microbiota que colabore con la salud intestinal para prevenir los problemas intestinales y promover el rendimiento de los animales.

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La alimentación debe ser diseñada para promover las condiciones en el tracto gastrointestinal necesarias para crear y mantener un equilibrio entre el anfitrión y la microbiota intestinal y prevenir que evite la perturbación de este equilibrio.

La Mucosa intestinal que conforma el tubo digestivo, es una monocapa de células del epitelio intestinal y un grupo de células que le dan soporte y consistencia. En ellas se encuentran los linfocitos y otras células blancas del sistema inmunitario.

Tanto el epitelio de la mucosa como las que le dan soporte son la primera línea de defensa y son asimismo la primera barrera que el organismo tiene frente a los nutrientes.

No hay un gran conocimiento de que ocurre, pero si de que la dieta puede modular esta relación, en la que se aprecian que la dieta y una adecuada colonización de la microbiota repercuten en un desarrollo eficiente de esta barrera, promoviendo la presencia de un sistema inmune funcional que sea capaz de discernir entre antígenos patógenos o no y un desarrollo importante de este epitelio que participe activamente en la captación de los nutrientes, con una mayor eficiencia alimentaria.

Además se observa que el equilibrio en casos de alteraciones externas ya sean fisiológicas o de otra índole que pueden resultar en desregulaciones del sistema inmune, son de menor gravedad cuando la salud intestinal es mayor.

Cuando los animales están expuestos a condiciones ambientales más duras de lo habitual y la situación para mantener el bienestar puede no ser el óptimo, el poder mantener una salud intestinal es crucial ya que permite mejorar la eficiencia energética y de absorción de los nutrientes de os piensos, reduce la necesidad del uso de antibióticos y mantiene la seguridad alimentaria, por tanto, se obtendrán animales sostenibles en los modelos productivos.

No es difícil imaginar que si una dieta no proporciona los nutrientes necesarios el sistema inmune se encuentra en un compromiso y se desarrolla de forma incompleta y con menor funcionalidad y eficiencia. A menudo un verano especialmente cálido puede inducir este tipo de problemas por la simple disminución de ingesta.

salud intestinalEn la alimentación el diseño debe contemplar que aporte los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo del sistema inmunitario, pero aún hay mucho camino para aprender en esta línea y lo que si se evidencia es que a menudo es más importante la relación organismo-microbiota de lo que se piensa para un desarrollo inmunitario funcional.

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Oriol

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