¿Qué está ocurriendo en los mataderos? es una pregunta que está en el día a día del sector ganadero y, de nuevo, es un tema de actualidad en cunicultura.
Hoy se ha conocido el cierre de un matadero pequeño, hecho ya conocido desde hace unas semanas que ocurriría el 30 de junio por la comunicación que adelantaron a las granjas proveedoras de conejos, que no son muchos debido al planteamiento que hicieron hace poco más de un año de recoger el mínimo indispensable de animales para mantener la empresa hasta que se alcanzase la jubilación de las personas al frente de ella.
Los mataderos que han cerrado generalmente lo han hecho pagando todas sus deudas, aunque a menudo sin avisar previamente y dando a conocer el cese de la actividad y por tanto de la recogida de los animales de un día para otro, aunque de momento, al menos hasta ahora en la mayoría de casos, si que responden de sus deudas hacia los cunicultores y abonan el dinero que les deben. Sin embargo aún hay quien se acuerda del matadero que se creó hace casi 30 años en Vilafranca del Penedés, Cataluña, en el que los socios cooperativistas estuvieron pagando sus respectivos créditos durante muchos años a pesar de la corta vida que tuvo el matadero, gestionado por una cooperativa de cunicultores, o la de un matadero, también ubicado en el norte de Cataluña, que no hace muchos años cerró dejando a un buen número de cunicultores en situación delicada por el volumen de impagos y, más cuando el matadero en cuestión tenía un volumen de sacrificio importante.
No es inhabitual el recibir noticias de otros sectores cárnicos que un matadero realice suspensión de pagos, pero generalmente viene asociado a un planteamiento nuevo para renovar la gestión y dar una nueva oportunidad al matadero que se pueda encontrar ahogado financieramente y que esto repercuta en el día a día. Sin embargo el riesgo de una suspensión de pagos en un matadero de conejos es una situación preocupante ya que deja a un buen número de cunicultores con la economía resentida, para no decir peor.
Así pues, ¿Qué está ocurriendo en los mataderos?, o, mejor dicho, en la relación entre mataderos y cunicultores, que siempre había sido algo parecido a sacrosanta.
Del mismo modo tampoco han sido extraños algunos casos de granjas que los mataderos dejaban de recoger sus gazapos con apenas tiempo para buscar un nuevo matadero desde hace algunos años por muchas zonas de España, llegando en estos últimos meses también a insultos personales que derivaban en un final de relación empresarial. Si empresarial, pues una granja de conejos es una empresa y el matadero también lo es, aunque hasta hace bien poco parecía más una relación de estira y afloja entre amigos.
Posiblemente se habrá de empezar a plantearse documentos contractuales para asegurarse, tanto mataderos como cunicultores, que la relación entre ambos es una determinada en la que no solo el cunicultor se compromete a suministrar gazapos sino que el matadero a recogerlos y pagarlos. Este documento ya existe efectivamente de una forma o otra pero, ¿habrá de oficializarse?.
A esto hay que sumar que la presión de las grandes superficies y la disminución del consumo no están favoreciendo en nada el trabajo de los mataderos que se encuentran a menudo en una situación de sandwich y, para variar, también se traslada a los cunicultores.
Hay que resaltar que durante muchos años y, especialmente en la década de los 90, los cunicultores tenían una disponibilidad en cambiar de matadero que realmente sorprendía, pero eran épocas de vacas gordas, y con el tiempo la postura se fue normalizando hacia una situación en que tanto los mataderos como los cunicultores podían tener unos ingresos decentes que vitalizaba el sector y permitía su dinamismo y crecimiento.
Sin embargo hace ya alguna década que esto se invirtió y ni unos ni otros siguieron teniendo los márgenes necesarios para continuar, obligando al sector a remodelarse y reinventarse. Surgieron los grandes mataderos, que necesitaron centrar los costes para poder trabajar de una forma más o menos rentable y las grandes granjas que abordaron el control de costes mediante el crecimiento de la producción.
Aún podemos ver nichos productivos y comercializadores que siguen la pauta marcada hace décadas, pero, ni las grandes inversiones en mataderos ni en granjas son la panacea para asegurar la rentabilidad del negocio, del mismo modo que el estancamiento tampoco lo es en absoluto.
Ya hace años que la cunicultura de los 90 desapareció, pero la puntilla final parece que ya es oficial.