14/08/2017
Patología

Resistencia al uso de antibióticos

bacterias resistentes
Escrito por Mario Malo

La preocupación en la comunidad científica internacional por el incremento de bacterias “súper resistentes” a la mayoría de antibióticos va en aumento.

Apenas se descubren nuevos antibióticos y los que tenemos cada vez funcionan peor. Se teme que en un futuro no demasiado lejano una de las mayores causas de muerte en la especie humana pueda ser la infección por este tipo de bacterias.

Durante muchos años, el asunto de las resistencias bacterianas ha sido un tema polémico, con acusaciones mutuas entre la medicina humana y veterinaria sobre la responsabilidad en su aparición.

Actualmente llevamos algunos años en que esta discusión se considera superada. La posibilidad de las bacterias para transmitir resistencias de unas cepas a otras o incluso de unas especies a otras a través de unos anillos de ADN llamados plásmidos convierten el problema en un problema global.

Incluso podríamos decir que trasciende la medicina tanto humana como veterinaria para convertirse en un problema ecológico en el más amplio sentido de la palabra. Si se quiere abordar el problema, sin duda debe de hacerse de forma global.

Muchas de las actuaciones que a veces nos ha costado de comprender van por esta vía. En ganadería tenemos el caso de la destrucción especializada de los residuos de medicamentos y de los cadáveres.

La destrucción de los residuos de los medicamentos (con un esfuerzo también en humana) pretende evitar la emisión de antibióticos al medio ambiente que facilite la aparición de resistencias.

En el caso de los cadáveres se asume el riesgo que supone el transporte entre granjas de los animales muertos a cambio de evitar que estos cadáveres de animales enfermos, los que más riesgo tienen de portar bacterias resistentes, lleguen al medio ambiente y por tanto puedan transferir sus genes de resistencia a bacterias patógenas para las personas.

Estas acciones van en la buena dirección, pero no serán eficaces si tanto médicos como veterinarios no hacemos un uso responsable de los antibióticos.

En el caso de la veterinaria se considera que los consumos de antibióticos en algunos países es inaceptable (España es uno de los mayores consumidores europeos). En su día se pensó que el abandono del uso de promotores de crecimiento en el pienso sería una medida con gran efecto. Llevamos ya más de 10 años sin ellos y el incremento de resistencias no cesa.

Hoy el foco en la lucha contra la aparición de resistencias en lo que concierne a la medicina veterinaria se basa en un amplio abanico de medidas que se basan en una disminución del consumo y un uso responsable de los antibióticos.

En 2014 España se comprometió a poner en práctica un ambicioso plan quinquenal para disminuir la aparición de resistencias. El plan se basa de manera general en estas seis áreas:

  • Vigilancia
  • Control
  • Prevención
  • Investigación
  • Formación
  • Comunicación

Desarrollar todas estas áreas de trabajo sería demasiado extenso y técnico para un artículo de esta naturaleza, por lo que voy a intentar resumir aún a riesgo de perder rigor.

La esencia de estas medidas en lo que a la medicina veterinaria se refiere, se basa en favorecer de forma importante todas las vías que permitan una producción con un uso restringido de antibióticos:

  • Buenas prácticas
  • Uso de vacunas y autovacunas
  • Promover la calidad del diagnóstico

Pero cuando sea necesario medicar, restringiendo antibióticos considerados críticos para la especie humana y controlar y vigilar el buen uso de los antibióticos.

Este último punto referido al control y la vigilancia en el uso es el que más nos afecta y por tanto es en el que me voy a detener un poco más.

El plan contempla un informe de consumos llamado ESVAC y una base de datos de antibióticos susceptibles de ser prescritos llamada NOMENCLATOR.

Hasta el momento el informe ESVAC llega a nivel comercial veterinaria y entidad ganadera, es decir, que el informe aporta datos de consumo de cada punto de venta de medicamentos, pero el objetivo es que el informe ESVAC aporte datos de consumo a nivel explotación, es decir, el consumo de cada una de nuestras explotaciones.

 

¿Cómo pretende el plan llegar al consumo a nivel de explotación?

El nexo de unión entre el informe ESVAC y la base de datos NOMENCLATOR es una receta electrónica que acceda de forma directa a NOMENCLATOR y que únicamente permitirá la prescripción de los antibióticos autorizados para la especie (suponemos que con aplicación de cascada en recetas excepcionales). Estos datos serán utilizados en la elaboración del informe ESVAC de forma automática.

Este control a nivel explotación (no se dice nada de un control a nivel veterinario, pero es fácil de imaginar que se realizará) permitirá al inspector “auditar” nuestro trabajo y valorar si se ajusta a un uso responsable.

Sin duda nos enfrentamos a un importante reto.

 

Necesitamos explicar a la administración las peculiaridades de nuestra especie y tendremos también que poner mucho de nuestra parte para adaptarnos lo antes posible a una situación que todos sabíamos que llegaría, pero que nos sigue dando un poco de vértigo.

El plan se diseñó para el periodo 2014 – 2018, ya hemos pasado dos años y el informe ESVAC actual no indica disminución de consumo. En porcino llevan un tiempo adaptándose (son los de mayor volumen). No hay fechas todavía pero, al menos en algunas comunidades, se espera que se comience a trabajar en esta dirección de forma casi inminente.

Acerca del autor

Osmayra Cabrera

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