Acaban de ser publicados los Indicadores en Cunicultura por el MAPA (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación) del primer trimestre del 2020, que recogen los datos de la evolución del sector durante el periodo comentado.
Ya desde el inicio se aprecia que la fuerte disminución de explotaciones cunícolas parece haber entrado en una fase estabilizadora alrededor de las 1.700 granjas de producción cárnica, y manteniendo la fuerte caída del número de granjas cinegéticas. Siguen subiendo el número de granjas sin clasificar, sobrepasando actualmente las 1.000 instalaciones.
La dureza de los últimos años queda de manifiesto por la disminución del número de explotaciones, que desde el 2009 hasta la actualidad roza el 55% de cierre de instalaciones.
La distribución de la producción se centra básicamente en las tres Comunidades Autónomas ya tradicionales en la actualidad: Cataluña, Castilla y León y Galicia, sumando entre las tres cerca del 68% de la producción nacional, siendo en la comunidad de Cataluña donde el censo de animales más se ha reducido, con alrededor del 40% de disminución de los últimos 10 años.
Muy significativa es la evolución del número de animales sacrificados durante los últimos años, con una disminución constante que durante el 2019 llegó a ser de 41,8 millones de conejos, lo que se traduce en apenas 800.000 gazapos sacrificados a la semana.
La disminución del consumo de carne de conejo se evidencia en la gráfica, alcanzando según el MAPA un consumo per cápita de 0,94 kg/habitante y año en España, con una disminución del 6,44% en el año 2019 respecto al 2018.
La exportación de canales durante el 2019 siguió la misma tónica que el año anterior, con apenas cambios, en los que los principales países hacia donde se exportaron canales fueron Portugal, Francia, Bélgica e Italia, mientras que las importaciones de canales de conejo aumentaron ligeramente frente al año anterior, proveniendo básicamente de Portugal, Francia y Alemania, como ya viene siendo tradicional.
Destacar el gran flujo de canales entre Portugal y España en ambas direcciones que confirman la gran interdependencia en el consumo de cada país.
En el PDF publicado por el MAPA se puede observar que el precio de los piensos durante el 2019 y principios del 2020, ha tenido una tendencia alcista con casi un 10% de aumento en el coste por tonelada, lo que implica un aumento en los costes alimentarios del gazapo.
Finalmente, en el documento publicado por el MAPA se incluye una de las gráficas que tienen más interés pero que cuesta bastante traducir a la realidad.
Según se puede observar en ella, el MAPA publica un beneficio de 54,93 €/100 kg producidos descontando los costes de alimentación. Los costes de alimentación se estiman teniendo en cuenta el precio del pienso y el factor de conversión, y su relación con el precio de la carne.
Aquí es donde se hace difícil poder valorarlo adecuadamente, pues según consta en la publicación, el factor de conversión son los kg de pienso para hacer un kg de canal, concepto que no estamos acostumbrados a valorar.
Además, en este boletín especifican que ha habido un cambio en la metodología de formulación de piensos, lo que ha incrementado los costes de alimentación.
Muy probablemente, este cambio que comentan no es realmente del 2020, sino que se gestó durante los últimos años e implica una reducción del coste de antibiótico en el pienso, que no computa en los costes alimentarios, pues se separa del coste de pienso a estos efectos. Sin embargo, el uso de aditivos alimentarios para controlar las alteraciones digestivas sí que se contabiliza como coste alimentario, por lo que aumenta el coste final.