Fabara es una pequeña localidad del Bajo Aragón con poco más de mil habitantes de los cuales casi la mitad se dedica al sector primario (agricultura y ganadería). Hace dos décadas hubo un fuerte auge de granjas dedicadas a conejos: la localidad pasó a tener un total de 30 explotaciones, convirtiéndose en un núcleo cunícola de gran importancia en ese momento.
Granja Jordan tiene tres naves y una cuarta que, en estos momentos, se está acabando de construir. Su diseño se ha ido adaptando a la evolución técnica de la cunicultura, incorporándose las mejoras necesarias para trabajar con banda única en cada nave y así asegurar la máxima bioseguridad e independizando las naves entre ellas, de forma que cada una funciona como si fueran instalaciones diferentes.
Actualmente están acabando de construir la última nave, una instalación de aproximadamente 12 metros de ancho por unos 45 metros de largo. Esta se dedicará en exclusiva a la reposición, ya sea interna o para dar un servicio cada vez más demandado: las reproductoras “Just in Time” en sus dos modalidades, es decir, a punto de ser cubiertas y con todas las vacunas aplicadas con las máximas garantías de sanidad o el suministro de las reproductoras necesarias para llenar una nave de una sola vez.
Todas las naves cuentan con los elementos básicos de bioseguridad: vallas perimetrales, protectores para evitar la entrada de roedores por los ventiladores, pediluvios, etc., que se ven reforzados por la presencia permanente de tubos ultravioletas bactericidas-virucidas en las entradas de aire, que ejercen activamente como medida extra de bioseguridad.
Granja Jordan centrará una parte de su reproducción en las reproductoras «Just in time»
Como nos comentan, el manejo real de los animales se acaba hacia el mediodía, y desde entonces hasta el final de la jornada se dedican a limpiar, lavar y desinfectar: “limpiar y limpiar”. Es evidente que limpiar a conciencia las naves cuando están vacías es la mejor medida sanitaria que se puede llevar a cabo. No sólo elimina el microbismo patógeno que se puede instalar y perdurar en las naves entre lotes cronificando los problemas, sino que instaura un “reset”, dando la sensación de que estamos en una granja nueva.
El centro de inseminación vinculado a las instalaciones está situado a varios kilómetros de distancia, para aislar las instalaciones entre ellas y evitar riesgos por mínimos que fueran.
Líneas de trabajo como centro de selección y multiplicación
Como centro de selección y multiplicación, una de sus filosofías de trabajo es conseguir la máxima calidad sanitaria para los animales. La genética, nos dicen, va de serie. Es decir, que nadie duda de la capacidad genética de los animales, pero la calidad sanitaria de los animales ya no es tan sencilla. Para ello se plantearon dos líneas de trabajo.
Trabajar para conseguir la norma ISO 9001 de calidad de reproductores y dosis seminales (que se les concedió en julio de 2012), con la que se establecen los criterios de calidad, sus objetivos y los sistemas de auditoría. Estos garantizan, por una parte, la calidad, y, por otra, la instauración de un sistema de desmedicalización progresivo para obtener animales sanos por su propia resistencia y no por la aplicación artificial de antibióticos.
Al trabajar con la UPV disponen de las líneas habituales de genética para el cruzamiento a tres vías con el que trabajan los genetistas. En este caso, las líneas Verde y Amarilla de aptitud maternal, con las que se obtiene en su cruzamiento la coneja híbrida parental con un elevado efecto de heterosis (efecto sumatorio que se da en los animales al cruzar dos líneas distintas y que manifiestan mejores resultados productivos que sus progenitores).
Para la línea cárnica trabajan con el macho terminal de la línea Rosa seleccionado por su velocidad de crecimiento en engorde. Sin embargo, hace poco tiempo han incorporado una línea de machos terminales de color a las tres líneas anteriores. Son machos de capa parda seleccionados por su velocidad de crecimiento, que cubren la demanda del mercado tradicional. Es un mercado de relativa poca importancia a nivel global, pero que localmente es muy relevante, sobre todo en el levante Español, que consume canales de conejo con ojos de color.
El perfil del consumidor de este tipo de canal es muy exigente. Los conejos con ojos de color son mejor apreciados y tiene una cotización algo mejor, asemejándose a un concepto de producción “de etiqueta” para el consumidor. Esto hace que los cunicultores demanden machos terminales o semen de esta línea cárnica con mayores exigencias: buscan que se trate de líneas puras de capa de color, pues de lo contrario se obtienen sólo el 50% de los descendientes de color frente al 100% de las capas puras. Esta nueva línea aporta unos animales con carácter propio y un buen rendimiento (velocidad de crecimiento, rusticidad) que se pueden cruzar con las líneas híbridas de reproductoras estándar blancas (de hecho son albinas, no blancas), que aportan unos inmejorables resultados reproductivos y obtienen una descendencia 100% de capa de color.
Apuesta por la fidelización
Durante esta larga crisis que está afectando a la cunicultura, Granja Jordan ha apostado por la diversificación y fidelización de los clientes. Como ejemplos de diversificación podemos ver la incorporación de la línea de machos terminal de color a la que nos referíamos con su nicho de mercado, y a la obertura de puertas hacia el extranjero, dando a conocer la genética española fuera de nuestras fronteras. Los resultados son todavía incipientes, pero sugieren posibilidades de futuro.
Para la fidelización, su apuesta ha sido claramente el trabajar para conseguir animales que hablen por ellos mismos, extremando las medidas de bioseguridad y consiguiendo el reconocimiento de la Norma ISO 9001, que no deja de ser un premio al trabajo realizado en un periodo difícil.
«Conseguimos animales que hablen por ellos mismos»