Cuando un profesional, como puede ser cualquier cunicultor, se le plantea la formación y la profesionalización, siempre caemos en en el error de plantear la cuestión como si no hicieran nada, con lo que eso conlleva para la moral del empresario ganadero que es el cunicultor.
Esto es un grave error, pues la realidad no es que se necesite formación, sino que esta debe ser constante, y no por la falta de ella, sino por la necesidad de conocer los nuevos avances y sistemas de trabajo que van surgiendo, Esta situación es idéntica a la que sufren los veterinarios, con la diferencia que son varias las empresas que aportan cursos o jornadas específicas de formación continuada a los veterinarios en temáticas de actualidad, además de la asistencia a Symposiums o congresos donde se recoge mucha información.
La formación continuada, a menudo, permite valorar y adaptar pequeñas mejoras que pueden redundar en una serie de beneficios económicos – no nos equivoquemos, que trabajamos todos para ganar dinero aunque en ocasiones no lo parezca -, pero no siempre es así. El caso más claro es el de el bienestar.
El Bienestar es un concepto antiguo pero, hasta que las sociedades no alcanzan un grado determinado de valores, no se empiezan a plantear y cuestionar. En nuestro caso hace relativamente poco que se ha empezado a tener en cuenta, de forma seria, aunque ya hace muchísimo tiempo que profesionales como Marina Lopez se dedicaban a ello.
El hecho de que se empiece a valorar y cuestionar el bienestar ha propiciado la celebración de una serie de cursos en bienestar dedicados a cunicultores, donde casi siempre se han agotado las plazas disponibles, lo cual demuestra del gran interés que suscita en el sector, generando una retroalimentación importante, ya que la demanda de información por parte de los técnicos ha crecido de exponencialmente.
Otro de los puntos álgidos en este momento es la necesidad de iniciar un proceso de uso racional de medicamentos en Europa, en ganadería y evidentemente la cunicultura. Hasta hace relativamente poco, la tendencia en todas las producciones ganaderas era solucionar las problemáticas con el uso de antibióticos, una pauta habitual que tampoco podemos decir que sea perjudicial, sino que era un planteamiento como podia ser cualquier otro.
Sin embargo, debido a la presión de ciertos lobbys de ciudadanos en Europa y la creciente concienciación en el consumidor, se está demandando una reducción del uso de los antibióticos a efectos reales, así como el de pesticidas en productos agrarios. Esto conlleva un cambio en el planteamiento global de cómo afrontar las problemáticas, siendo necesario encontrar alternativas fiables y eficaces que compensen esta disminución del uso de antibióticos y que además estén en consonancia con las tendencias en bienestar animal, que no siempre van cogidas de la mano.
La transición a un uso racional de antibióticos y el aumento del bienestar en animales se está logrando a través de la formación continuada, y sin duda requiere de un gran esfuerzo personal por parte todos los cunicultores y técnicos del sector, ya que afecta a ambos grupos para poder sincronizar sistemas válidos y comprometidos con las tendencias actuales.
