15/02/2018
Entrevistas

La entrevista con Oriol Rafel

Las granjas han de continuar evolucionando para incorporar todas las tecnologías que permitan trabajar y reducir los costes de producción

«En las últimas décadas, en evolución genética, hemos asistido a la creación de líneas seleccionadas por el tamaño de camada y otras por la velocidad de crecimiento en el engorde con unos resultados muy buenos en un periodo de tiempo tan corto. El reto ha sido que los productores las utilicen de manera regular.»

Oriol Rafel empezó su singladura en Cunicultura en el IRTA hace ya 36 años, prácticamente desde su fundación en 1980, de la mano de Rafael Valls, y en el siguiente año ya se incorporó al proyecto. Después de 36 años en el sector, se jubila el próximo octubre habiendo participado en alrededor de 200 publicaciones científicas y divulgativas en cunicultura.

¿Qué es el IRTA?

El IRTA es el Institut de Recerca y Tecnologies Agroalimentaries (Instituto de Investigación y Tecnologías Agroalimentarias) que se dedica a la investigación y transferencia del conocimiento en los campos de la agricultura, ganadería, pesca e industria agroalimentaria.

Hace 36 años el sector cunícola estaba prácticamente en pañales ¿Por qué decidiste iniciarte en el sector cunícola?

Básicamente porque conocía el sector, ya que el proyecto de final de carrera lo realicé en cunicultura y ya tenía conocimientos de la especie.

¿Cuál fue el tema del proyecto de fin de carrera?

Fue un tema de Nutrición, el aprovechamiento e inclusión de subproductos de origen vegetal en alimentación cunícola, centrado en el episperma de almendras caracterizado por su elevado nivel de grasa.

¿Ha cambiado mucho la Cunicultura en estos 36 años?

Los cambios han sido muy grandes, ya que hemos pasado de una cunicultura de pequeño tamaño, con todo el manejo manual y con un máximo de 300 conejas reproductoras cubriendo cada día, a granjas que se han industrializado. El manejo en bandas y la inseminación han supuesto una revolución sectorial muy importante, conduciendo a una profesionalización del sector.

¿Cuál ha sido la evolución la genética?

En las últimas décadas hemos asistido a la creación de líneas seleccionadas por el tamaño de camada y otras por la velocidad de crecimiento en el engorde con unos resultados muy buenos en un periodo de tiempo tan corto. El reto ha sido que los productores las utilicen de manera regular.

¿Es fácil trabajar en genética?

La selección genética pide mucha paciencia porque es un trabajo muy acumulativo y por tanto, implica que tiene que pasar mucho tiempo hasta que se ven resultados, sin embargo cuando los puedes observar en perspectiva, son muy gratificantes.

¿Muchas anécdotas se han vivido durante estos años?

Sí, sin duda. Aún recuerdo cuando comenzamos a transferir reproductoras de un día de vida a las granjas, donde nos encontramos con muchos cunicultores que no podían entender el hecho de que unas abuelas tuvieran tan solo un día de vida. Y la verdad es que no era fácil de explicar para que fuera entendible.

No solo se trabaja en genética cunícola en el IRTA.

Efectivamente, además de la genética, que sin duda ha sido donde la sección de cunicultura del IRTA ha dedicado mayores esfuerzos desde siempre, se ha ido enfocando en los retos que el sector ha necesitado. En estos momentos hay una clara tendencia hacia el estudio de la eficiencia alimentaria para reducir los costes de alimentación.

También cabe destacar la realización de jornadas de transferencia, como la que se celebró sobre el racionamiento para mejorar el nivel tecnológico de las granjas, que contó con la presencia de ponentes nacionales y extranjeros.

«Las granjas han de continuar evolucionando para incorporar todas las tecnologías que permitan trabajar y reducir los costes de producción»

¿Hacia dónde se dirige la cunicultura?

Yo creo que el sector tiene un gran futuro porque tenemos un consumidor fiel y un producto de gran calidad alimenticia.

¿Qué están demandando los cunicultores últimamente?

Sobre todo, recibimos muchas consultas sobre modelos de granja sostenibles. Una granja sostenible es técnica y económicamente viable, compatible con la vida social y respetuosa con el medio ambiente. Si los tres puntos se cumplen, la cunicultura es sostenible y por tanto viable. Si en algunos casos uno de los tres pilares se encuentra desequilibrado, al final conduce al cierre de la granja.

Bienestar: ¿cómo evolucionará?

El tema del bienestar animal tiene que evolucionar y rápido, entre otros motivos, porque el consumidor es cada vez mas sensible y además por el trato a los mismos animales con los que trabajamos. Sin embargo hemos de tener en cuenta que muchas de las practicas más importantes del bienestar ya se cumplen de forma real y eficaz en las granjas, por ello partimos con ventaja.

¿Qué sensación te queda después de trabajar tantos años en conejos?

Muy positiva. La verdad es que he podido conocer a mucha gente muy agradable y formar parte de este sector tan dinámico, aportando mi granito de arena para ayudar a mejorar.

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